Empezamos esta semana con el artículo titulado «Si te oyes mucho, te oirán poco» ¿Es verdadero o falso? Pues es verdadero que si te oyes mucho, no te oirán lo suficiente.
Esto es nos puede parecer un engaño. No, no, por favor, no nos engañen. Pero falsas impresiones que podemos recibir de la utilización de de nuestra voz. Bien, mirad, os pongo un ejemplo que suelo poner cuando alguien tiene una dolencia, cuando alguien no está utilizando de manera correcta su voz, ocurre lo siguiente como ejemplo.
Imaginaros en un ambiente de trabajo con varios compañeros y conversando con uno, una persona le dice a otra: «Oye, qué has dicho? Que no te he entendido bien?» Y entonces esa persona le vuelve a repetir. Se queda así, un poco pensativo. Pero bueno, prosigue la relación con sus compañeros. Al día siguiente está hablando con otro compañero y le vuelve a ocurrir lo mismo. Dice: «No te he entendido bien». Esta persona dice… se lo vuelve a repetir, pero claro, ya un poco preocupado le repite y se queda pensativo diciendo «esta gente, tendrá que ir a que les miren el oído». Pasa un tiempo y con una tercera persona le vuelve a ocurrir la misma situación.
Entonces, ya la persona que está teniendo estos problemas de comunicación es una persona que piensa, que razona y comienza a cuestionarse si los que le dicen que no le entienden tienen un problema de oído, o si él tiene un problema con la fonación, un problema con su voz.
Es evidente que él tiene un problema con su voz. No sé si los demás tienen un problema de oído, pero bueno, lo más normal es que él tenga un problema con su voz. ¿Y por qué ha tardado? ¿Por qué ha tenido que ser una tercera persona con la que se dé cuenta de este problema? Pues porque en realidad él se oye bien, él internamente se oye bien, pero fuera no le oyen y no lo puede entender porque él se oye bien.
El lugar de resonancia de nuestra voz es vital para hacernos entender
¿Qué ocurre? Hemos dicho que el lugar de resonancia de nuestra voz está situado en la cara, en los senos paranasales, senos maxilares, frontales, esfenoidal «la silla turca» y etmoidales. Bien, si el sonido no está en este lugar, el sonido irá hacia atrás, hacia la zona de las trompas auditivas más o menos. Sobretodo, no va a estar en la zona de la cara.
Si el sonido no está en esa zona, vamos a tener problemas para que se nos oiga y se nos entienda de manera correcta.
Si está en esa zona más cercana, las trompas auditivas, nosotros nos oiremos mucho, pero fuera nos oirán menos. Eso es un problema siempre a tener en cuenta, tanto en el habla, declamación como en el canto. En el canto se suele denominar que la voz se ha ido atrás. Estamos emitiendo un sonido que creemos que llega a cierto lugar y no es así. Es nuestra creencia, pero no estamos llegando de manera correcta a ese lugar que normalmente suele ser un público.
¿Podemos solventar estos problemas del aparato fonador?
Si tenemos estos estos avisos que nos hace la voz, hay que tener en cuenta que empezamos a tener un problema. Es fácil de solventar mientras lo cojamos a tiempo, si no, como todo, es más complejo. Debemos tener en cuenta que hablamos, declamamos, cantando para que nos oigan, decimos palabras, nos tienen que entender de la manera más fácil y si no es así, pues como decía, tenemos un problema que hay que solventar, que se puede solventar de una manera fácil trabajando, pero no hay que ir a ninguna cosa «Drástica».
Me refiero drástica porque esto que acabo de contar puede terminar en unos pólipos, unos nódulos en las cuerdas. Bueno, si alguien los tiene ya y me está escuchando, que sepa que se rehabilita. Y si comenzamos a hablar de manera correcta esos pólipos o nódulos, lo normal es que tiendan a desaparecer. Por eso, atentos a cómo hablamos y cómo nos entienden.
Échale un vistazo a nuestro artículo original y otros relacionados con la «voz tragada» o «voz atrás»
Artículo original disponible
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