Pues normalmente, mal.
Poníamos un ejemplo en un artículo anterior, de lo molesto que es estar en ciertos establecimientos hosteleros, sólo estar, por el nivel de ruido que hay en ellos.
Pues claro, si ya es difícil simplemente estar en el lugar, qué decir de intentar hablar en ellos.
Pues hablamos, o al menos lo intentamos y ocurre lo que ocurre.
Problemas en la voz y también en el oído, porque lo único a lo que estamos contribuyendo haciendo el intento de hablar en estos lugares, es a generar más ruido.
A duras penas nos entendemos debido al ruido ambiental, y cada vez, debido al esfuerzo que estamos haciendo con la voz, se nos entiende menos… ciertamente absurdo, pero se da y con mucha frecuencia.
Se puede apreciar, con facilidad, cómo en cualquier manifestación de grupo en la calle, rápidamente se echa mano de un megáfono, o se ponen unos altavoces para radiar una carrera, sobre todo en la salida y en la llegada.
Se suele decir que es para crear ambiente… para quien lo entienda porque yo no lo entiendo.
No entiendo que tengas que dañar para «crear ambiente y que esto, no esté controlado».
Pasan por la calle, ante estas situaciones, o viven en los hogares colindantes, bebés, ancianos, y demás personas que no tienen por qué verse agredidos acústicamente, que es lo que sucede en realidad.
Esta barbaridad es una agresión en toda regla, eso sí, es una agresión que «crea ambiente».
Esto que acabo de comentar, sucede en plena calle, sin ser ésta, el recinto más adecuado para algunas actividades.
Pero me da igual, si es un recinto deportivo o musical o para lo que sea, donde se esté creando un sonido perjudicial para la salud, tiene que estar éste controlado debidamente para que no pueda dañar a nadie, o por lo menos a nadie que no quiera ser dañado, puesto que cuando uno se empeña en dañarse…ya sabemos que evitarlo es mucho más difícil.