En mi opinión, quien diga que no se equivoca nunca, ya se está equivocando.
Es evidente que cualquier persona, en cualquier actividad y, sobre todo, cuanto más se ejercite ésta, tiene mayor probabilidad de equivocarse.
Pero es evidente que no tiene nada que ver la persona para quien el error es una excepción, debido a que sabe lo que está haciendo dentro de la actividad, que la persona en la que el error en si es una constante, debido primordialmente, a que no sabe lo que está haciendo dentro de dicha actividad.
Errar es de humanos y corregirlo de personas que son capaces de darse cuenta que se han equivocado.
Es evidente que para poder darte cuenta de que te has equivocado, tienes que saber lo que es no estar equivocado.
Estos errores que tenemos todos, aun sabiendo en gran medida lo que tienes que hacer, provienen normalmente de factores nuevos o combinación de factores que crean situaciones antes no vistas y en las que la probabilidad de cometer un error es mayor.
De ahí comento la expresión, en gran medida, si tratamos de estar creciendo continuamente en nuestra actividad, este crecimiento se basa en la investigación de factores nuevos y su evolución dentro de dicha actividad, con los riesgos de equivocación que esto conlleva.
Está claro que estos errores estarán enmarcados dentro de un saber hacer correctamente la actividad y con ello, dichos errores tenderán a ser comprendidos y solventados, con el inestimable aprendizaje que ello nos deja como experiencia.
Cuando no se sabe realizar la actividad correctamente, el error es la tónica general en cualquier tramo de la actividad y la excepción o suerte es no continuar errando.
En mi opinión comprender un error es mucho más importante que cometerlo.
Cometerlo lo hacemos todos, comprenderlo, no y eso en mi opinión es una diferencia fundamental en el asunto.