¡Hola a tod@s! Hoy tenemos en Anacrónica a una alumna ejemplar. Contamos con la participación de Ylenia, quien ha querido compartir con tod@s nosotr@s su experiencia en el canto. Ylenia considera esencial contarnos cómo la falta de profesionalidad en la enseñanza de disciplinas como el canto, puede llevarse por delante años de aprendizaje, esfuerzo e ilusión.
Si todavía no conocéis a Ylenia, os dejamos un breve cover de «Take it slow» de Sanjiv Sen & Co que quiso compartir con tod@s nuestr@s visitantes de Youtube hace un tiempo. Una preciosa muestra de su maravillosa y privilegiada voz.
Os dejamos enlace a sus redes sociales como son «YOUTUBE» e Instagram @ylenia_guitars por si queréis seguir a nuestra participante en la Anacrónica de hoy. Y ya no quiero haceros esperar más para descubrir lo que Ylenia, en primera persona, quiere contarnos. ¡¡Espero que lo disfrutéis!!
Ylenia: Empecé a cantar con 10 años; lo dejé con 11 acompañada de un trauma que se llevaría por delante 8 años de aprendizaje.
Me presento, soy Ylenia. Desde bien pequeña he estado muy unida a la música. En mi casa siempre ha habido un hilo musical de fondo, vinilos, casetes, CDs… De hecho, cuando me preguntan por mi primer recuerdo, me visualizo tratando de tararear melodías que me inventaba. No es de extrañar que con 10 años acabara pidiéndoles a mis padres clases de música. Quería coger una guitarra y cantar mis canciones, así que me apuntaron a las típicas extraescolares del colegio. Este fue mi primer contacto con la voz y sería el último durante mucho tiempo.
Lo pasé realmente mal “cantando”. Éramos unos 5 niños/as y, en ocasiones, nos hacían cantar a todos la misma línea melódica. Yo era la única que no podía, no llegaba, de manera que la profesora me apartaba e insistía en que lo intentara una y otra vez. Como es de suponer, seguía sin poder entonar las notas y, además, me sentía humillada y avergonzada ante mis compañeros (tiempo después descubrí que no llegaba porque, entre otras cosas, soy contralto). Saqué la conclusión de que yo “no servía” para cantar. Desde entonces, cada vez que trataba de cantar, incluso estando sola, se me cerraba la voz por completo y era incapaz. De esta manera, dejé de lado la voz y me centré en la guitarra, el único medio que me quedaba para expresarme y transmitir.
No fue hasta los 19 años cuando mi pareja, quien casi ha nacido cantando, me animó a darle otra oportunidad a la voz y me confió encarecidamente a su profesor Eduardo Laher; no puedo estarle más agradecida. Eduardo no solo me ha transmitido las bases esenciales para cantar sin dañar la voz, sino que me ha llenado de comprensión y ha alimentado mi confianza alejando fantasmas pasados. Más que un profesor de canto ha sido un mentor. Hoy, 6 años después, sigo aprendiendo, consciente de todo lo que aún puedo progresar en muchos aspectos, pero me alegra confirmar que esas cadenas que me ataban ya están rotas. A pesar de todo, no puedo evitar entristecerme cuando pienso que, de haberme tocado otro profesor de canto de pequeña, ahora mismo podría estar mucho más avanzada.
Por eso, cuando Ana me invitó a participar en Anacrónica, se me ocurrió que podría ser una oportunidad fantástica para recordar la importancia de un buen profesor. Resulta esencial que se encuentre formado, no solo en lo que a la voz se refiere, sino que también sea capaz de transmitir los conocimientos y saber tratar al alumnado, adaptándose a las características de cada individuo. La enseñanza conlleva una gran responsabilidad y, sin embargo, hay cierta inconsciencia al respecto, lo que puede acarrear traumas que supongan mucho a la persona que los sufre; incluso se puede llevar al alumno a pensar que “no vale” … En este caso, quien no vale es el profesor.
ANA: Qué gran razón esconde esta experiencia, nosotr@s lo sabemos muy bien. Agradecemos enormemente la participación de Ylenia en nuestra sección y esperamos que sirva de ejemplo para todas aquellas personas que hayan podido sentirse identificadas. También os animamos a que compartáis con nuestros lectores vuestra propia experiencia sobre la voz. Estaremos encantad@s de escucharos y os recibiremos con los brazos abiertos. Este es vuestro espacio. ¡Nos vemos en la próxima Anacrónica!
NOTA IMPORTANTE: Eduardo Laher y el dominio Eduardolaher.com no es responsable de las opiniones vertidas por los participantes del blog, tanto en artículos, chats o comentarios. Así mismo Eduardo Laher, en su blog, eduardolaher.com, no asume garantía alguna sobre la veracidad, exactitud o actualización de las informaciones, aportadas por dichos participantes, en él contenidas.