SE SABE MUCHO Y ADORNADO DE LOS QUE LLEGAN A LA CIMA ; SE SABE POCO Y REAL DE LOS QUE QUEDAN ANTES DE LLEGAR A ELLA.
Leí hace tiempo a D. Antonio Gala que » la fama es la antesala del olvido» y creo que en el mundo actual del canto, hay tanta fama que estamos llegando al olvido del canto.
Podemos discutir de belleza al cantar pero no del daño que hacemos y recibimos, y que será el tiempo en garganta y oído quien nos lo hará recordar.
Un sonido bello se fundamenta en que es sano, no hace daño alguno, a quien lo emite ni a quien lo recibe. Un sonido bello siempre será tendente a hacer crecer a quien lo emite y a quien lo recibe.
¿Cuánto podemos crecer haciendo y recibiendo un sonido sano…? lo que nosotros queramos.
Y ¿quién hace un sonido sano? Hace un sonido sano quien en el tiempo lo ha formado. Recibe un sonido sano quien con el tiempo en ese sonido se ha formado.
Debemos ir siempre acompañados de la experiencia en el trabajo y no dejarnos llevar por el comercio de la ignorancia.
«Ni están todos los que son ni son todos los que están» dice nuestro refranero y es que en una representación de canto, sea opera, concierto o demás modalidades, una de las partes más importantes debe de ser el público, un buen público.
No debemos olvidar que un buen público ayudará a hacerse a un buen cantante y a su vez este debe contribuir a hacer un buen público y entre ambos lograr que la actividad del canto sea un verdadero placer en el que siempre podamos crecer como personas.
Nacemos con las condiciones para poder cantar pero no nacemos cantando ni tampoco siendo cantantes. Hay que formarse para esta actividad en el tiempo.