Hace años publicamos un artículo que se titulaba “La travesía en el desierto”.
Este artículo lo tenemos enmarcado en el estudio, más que nada para tener muy en mente, algunas de las cosas que mencionábamos en él.
Vuelvo a hacer hincapié en una de esas cosas, que no es otra que la de tratar de buscar, al comenzar la clase, la misma posición vocal con que habíamos terminado en la clase anterior.
Si algo evoluciona correctamente no puede estar en el mismo lugar que antes de evolucionar.
Si la evolución es un cambio y si la posición vocal ha evolucionado, no permanecerá ésta en el mismo lugar en el que estaba, antes de dicha evolución.
Como la posición ha cambiado y no está donde estaba antes, lo primero que pensamos es que la posición que hay ahora es peor que la que había el día anterior.
¿Por qué pensar que si algo ha cambiado en nuestra posición vocal, es para peor?
¿Y si el cambio es para mejor, como sucederá en la mayoría de las ocasiones, en que se trabaje bien?
Si el cambio es para bien y no dejamos evolucionar dicho cambio, volveremos hacia atrás.
“Me da la sensación que estoy estancado” frase proveniente del alumno que no cree en el cambio y todavía está buscando la posición del día anterior.
Contestación normal y lógica ante esta observación.
“La sensación de estancamiento que sientes es correcta en relación a tu pensamiento, pero no en relación a tu voz”
La voz quiere avanzar y lo hace, pero la cabeza de esta misma persona no avanza a la par y por ello todo va de manera más lenta y más costosa.
Algo parecido ocurre en relación al repertorio, la voz avanza y se “come” muy pronto el repertorio que tenía el alumno cuando su voz no avanzaba.
Si no avanzamos en el repertorio de igual manera que avanza la voz, técnicamente hablando, esta parará su desarrollo.