Muchas veces les comento a los alumnos que el repertorio que, de forma correcta se elige, es para siempre.
Claro que terminan siendo las «mismas» obras, más las nuevas que se incorporan, pero nosotros vamos cambiando y con ello la forma de interpretar dichas obras, con lo cual, estas obras nunca serán del todo conocidas y siempre nos aportarán cosas nuevas.
Para mi es algo maravilloso saber que cada día que voy a comenzar a ensayar una obra, que puede que la lleve cantando más de 30 años, sienta muchas de las inquietudes que me producía esta obra esos años atrás.
Es un aprendizaje y un disfrute nuevo cada día con la «misma» obra, eso no sé si hay muchas actividades que lo produzcan, pero por lo menos en el canto sucede y con mucha frecuencia, siempre que se hagan las cosas correctamente.
Hablando de tiempo en una actividad profesional, en la actualidad me preocupa dentro del mundo del canto, lo jóvenes que son ciertos cantantes profesionales, y digo me preocupa porque si tienen la poca edad que tienen algunos y si la actividad de aprendizaje más dura del canto necesita una mínima edad por prudencia… no me cuadra.
Me podría cuadrar si hablamos de cantantes con unas condiciones vocales naturales portentosas pero… esta naturaleza se agota y más con el ritmo frenético de la actualidad.
Tengo muy claro que si se está cantando con una edad muy temprana de manera profesional no ha habido tiempo suficiente para formarse técnicamente de forma correcta y eso le pasará factura al cantante sin lugar a dudas.
Si a todo esto le sumamos las incorrectas elecciones de obras a representar, movido esto en ocasiones por necesidades de contratos (y entiendo que hay que comer) pues… también hay que entender que puede ser pan para hoy y hambre para mañana.
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