Le comentaba a una alumna lo normal y natural que es estar nervioso a la hora de cantar.
Me refiero a cantar con alguien delante, ¿algo parecido a desnudarse?… ya sé que habrá gente a la que no le cueste… me refiero a lo de desnudarse… pero no conozco a nadie que no se haya puesto nervioso, al menos una vez a la hora de comenzar a cantar en público.
Es más, creo que siempre nos ponemos nerviosos, en mayor o menor medida.
Me comentaba una alumna durante una clase que ¡cómo le temblaba la voz!… y era cierto, y yo le he preguntado, que, durante ese momento de canto, en el que le temblaba la voz, ¿si había pensado en el aire?, ¿en cómo estaba respirando?, ¿si su tórax estaba abierto cuando estaba emitiendo sonido?
Me ha dicho que no, que no se había dado cuenta de eso.
Bien, le he comentado que empezásemos de nuevo la obra y ahora se centrase bien en que cuando emitiese toda la primera frase cantada, su tórax estuviese abierto.
Así lo ha realizado y se ha visto cantando sin ningún problema de nervios, exceptuando el comienzo de la frase, donde ha dudado un poco.
¿Qué ha pasado en el comienzo? Le he preguntado…
«Pues tan sencillo como que estaba esperando a cantar la primera frase para pensar en el aire, en la frecuencia respiratoria que tengo que coger», me ha respondido.
Bueno, normal, tenemos que prestar más atención, antes de empezar a cantar, a nuestra frecuencia respiratoria, así evitaremos malos comienzos.
Cantar y pensar sólo en cantar, tendría que significar para nosotros, estar pensando en respirar, para después determinar qué hacemos con ese aire, que ni más ni menos… ese aire es la voz.
Tenemos nervios, porque no afrontamos la actividad que estamos realizando desde sus movimientos básicos, que son los más fáciles y que con ello no se vería tan afectada la actividad por los nervios, estos movimientos básicos en este caso son los movimientos respiratorios.
Si buscamos la sencillez, busquemos desde el principio y asentemos bien esos pasos, con ello la mayoría de los nervios desaparecerán, comenzaremos a tener más confianza.
Con estos simples pasos estamos comenzando a cantar bien, y suena mejor de lo que pensamos, lejos de avergonzarse hay que estar contentos. Esto crecerá para bien, con una buena base, pero comenzar siempre cuesta y por querer hacer bien esos pasos nos ponemos nerviosos, eso es querer estar orgullosos de lo que hacemos, muy al contrario que avergonzarse.