Hola a tod@s!!
Comenzamos el año en la sección con un artículo sobre finales; sobre finales operísticos, sobre dramas finales y escenas trágicas. Muertes dramáticas que protagonizan muchas obras y que son capaces de llegar al espectador y estremecerlo. Si durante una representación consigues meterte en el rol de sus intérpretes, un final trágico puede llegar a explosionar tu interior sentimental, y llegar incluso al llanto.
Para tal efecto, las obras que hoy presentaremos cuentan con varios factores.
- En primer lugar, el argumento, que es un fuerte elemento de seducción a la hora de asistir a una ópera. La mayoría de las obras que veremos en este artículoLIÙ ¡Sí, princesa, escúchame! Tú, que vives entre hielo envuelta por su llama serás vencida, ¡tú también le amarás! ¡Antes que llegue la aurora cerraré los ojos, cansada, para que él pueda vencer! ¡Y vuelva a vencer! ¡Para no volverle a ver jamás!, con alguna excepción, pertenecen al denominado “Verismo”, que no es más que una representación de la realidad “pura y dura”, sin idealizaciones. Esto hará que la historia sea fácil de seguir, creíble y sobre todo que podamos sumergirnos en sus entrañas, hasta el corazón.
- En segundo lugar, la orquestación, la melodía, sus armonías. Todo ello acompañando unas buenas voces, crearán una atmósfera perfecta en la que el dramatismo alcanzará su punto más álgido. Algunas incluso de cotas astronómicas.
- Y en tercer lugar pero para nada último ni menos importante, están, ¡cómo no!, las voces. Y veremos ejemplos clave. Puesto que la mayoría de trágicas escenas son de orquestación muy potente, necesitamos unas buenas y potentes voces que puedan sobresalir sobre todos los instrumentos. ¿Qué sería de una muerte sin una buena voz…? Pues quizá un paseo sordo entre los instrumentos.
Y vamos a meternos ya en harina con algunas de mis escenas preferidas. Mis muertes preferidas en cuanto a Ópera se refiere. Todas ellas protagonizadas, por mujeres, de potentes voces y la mayoría de las que aquí recogemos, del repertorio «Pucciniano».
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Muerte de Madame Butterfly. G. Puccini
En otro de mís artículos, dábamos un gran repaso a la obra maestra de Puccini. En ella aludíamos también a la escena de muerte final, pero vamos a incluirla, puesto que merece una mención especial.
Toda una muerte con mayúsculas, en este caso un sucidio, una entrega a la dignidad. “Por honor muere quien no puede conservar su vida con honor”. Recordemos que Butterfly esperó durante 3 largos años el regreso de su amado, para quien ella, era solo un juego. Al regreso de éste, Butterfly debe soportar y ver con sus propios ojos, cómo su, hasta entonces esposo, es acompañado por otra mujer con quien va a casarse, y entre cuyos planes está llevarse consigo el hijo que unos años atrás ambos engendraron. Sobran las palabras.
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Manon Lescaut. G. Puccini; una belleza de muerte
Para conocer el argumento de Manon Lescaut puedes visitar este enlace: (https://es.wikipedia.org/wiki/Manon_Lescaut_(Puccini)#Argumento)
Y os dejo el extracto sobre el último acto, que dice así:
“Una vasta llanura en las afueras del territorio de Nueva Orleans»
El acto empieza con los amantes atravesando el desierto esperando encontrar la protección en un asentamiento británico. Se han perdido en un área desolada y sin agua. Manon está agotada, cae y no puede seguir adelante (Des Grieux, Manon: Tutta su me ti posa) ; (Des Grieux: Vedi, son io che piango) ; (Manon, Des Grieux: Sei tu che piangi).
Des Grieux se alarma ante el aspecto de Manon y se separa de ella para ir a buscar agua. Mientras él está lejos, Manon se desespera al encontrarse sola y maldice su belleza por haberle causado tanto sufrimiento (Manon: Sola, perduta, abbandonata). Al volver Des Grieux, que no ha podido encontrar agua, se la encuentra agonizando. Ella recuerda los tiempos pasados con su amor en París y le pide a su amante que nunca olvide su amor, finalmente ella muere entre sus brazos, suplicando que perdone su infidelidad y jurándole que, a diferencia de ella, su amor por el no morirá.»
Sobre esta Obra podemos encontrar diferentes producciones con excelentes voces e interpretaciones, como la de Callas, Scotto o Freni. Sin embargo, os sorprenderéis de la versión que os traigo.
Os traigo nada más y nada menos, que la versión ensayo de las grabaciones para Warner Classic de Manon Lescaut de Angela Gheorghiu, especialista en el repertorio de Puccini. Podemos ver una potente e “informal” Gheorghiu sobresaliendo sobre la orquesta. También se pueden observar sus inconfundibles “Direcciones” de orquesta. Que le gusta dirigirse a ella…
Sola, Perduta, Abbandonata. Si es que tampoco hace falta decir mucho…
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Suor Angelica, Il Trittico, G.Puccini. La gracia ha bajado del cielo
Si hay una obra especial, dramática, enamoradiza y entrañable para mí, esa es Suor Angélica. Y en las lecturas de la Biografía de Puccini también queda reflejado el cariño que sentía sobre dicho personaje, así como todo el amor, y la ternura que depositó sobre su papel.
Sor Angélica vive en un exilio monacal impuesto por su familia de alta alcurnia, quienes la enviaron a su destino tras no aceptar su relación extramatrimonial, fruto de la cual, nació su hijo, a quien no han dejado ver desde hacer años. Allí se dedica al cuidado de las flores, y es experta en plantas medicinales. En una de las visitas de su tía al convento, Sor Angélica replica que ella se ha arrepentido por «su pecado», pero que hay una cosa que no puede ofrecer en sacrificio a la Virgen, ella no puede olvidar la memoria de su hijo ilegítimo que le quitaron hace siete años.
Aun recelosa, su tía, acaba confesando que su hijo murió hace unos años como consecuencia de unas fiebres. Ante tal horrible noticia Sor Angélica acaba desmayándose.
Ya una vez sola, piensa en terminar con su vida para correr a ver su pequeño allá donde esté. Para ello, recurriendo nuevamente a sus flores, esas que tanto le han dado, preparará un veneno natural con el que darse muerte y reunirse rápidamente con su hijo. En un momento de exaltación (apoyado claramente por la orquestación) se lo toma. Minutos más tarde, reflexiona sobre sus acciones; se da cuenta que morir en pecado, puesto que el suicidio es un pecado mortal, no le conducirá hasta su pequeño. Son infinitas las súplicas y plegarias a la Virgen por salvar su alma. (Una madre te implora, una madre te suplica, oh Madonna, sálvame)
En el momento de redacción de este escrito recordando dicha escena, tengo los vellos en punta. Solo quien conozca el amor de una madre hacia su hijo puede entender dicha desesperación y comprender el dramatismo tan fuerte y puro que reviste esta escena. Os dejo con ella. Para esta ocasión os recomiendo la versión en CD de Cristina Gallardo-Domás, dirigida por Antonio Pappano.
Os dejo el vídeo de una versión concierto, en la que se puede apreciar toda la belleza musical de la obra así como la potencia de la voz de Cristina Gallardo dirigida en esta ocasión Riccardo Chailly.
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Muerte en Tosca, G. Puccini. Pagarás bien cara su vida
En esta ocasión, no querría hacer spoiler, pero no me queda más remedio.
Momentos antes de esta escena, Tosca pacta con Scarpia, la liberación de su amado, Mario, a cambio de sucumbir a sus deseos carnales. Para ello deben fingir una ejecución, tras la cual podrán escapar de la ciudad, vía Civitavecchia.
Tosca se reúne con Mario, para explicarle cómo debe actuar en el momento de la ejecución, cayendo al suelo abatido y permaneciendo inmóvil hasta que sus ejecutores desaparezcan del lugar.
Llega el momento crítico y… no voy a contaros más!! Os dejo directamente con el momento final. Para esta ocasión he elegido un extracto del DVD Tosca dirigido también por Antonio Pappano, en el que participan Angela Gheorghiu en el papel de Tosca, Roberto Alagna, en el de Mario, y el gran Ruggero Raimondi en el de Scarpia. Os recomiendo esta grabación para conocer la obra.
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Adriana Lecouvreur, Francesco Cilea. «Ecco la lucce…»
Tras haber sido envenenada por su rival, la Princessa de Boullion, y bajo una enajenación provocada por el veneno recibido, Adriana agoniza en su cama. En este extracto os dejo con el dueto final entre Adriana y Maurizio, Posteriormente y para finalizar la escena se crea una sutil atmósfera que envuelve los últimos compases de la obra. No hace falta decir mucho más, salvo describir el último texto que Adriana recita entre sollozos.
«Ecco la Luce, che mi seduce, che mi sublima, ultima e prima luce d’amor. Sciolta dal duolo, io volo, io volo, come una bianca colomba stanca, al suo chiaror.» (Esta es la luz que me seduce, que me transforma, primera y última luz del amor. Liberada del dolor yo vuelo, vuelo como una blanca paloma cansada que vuelve al nido.)
Os dejo dos repartos de campeonato.
En primer lugar, una de las grandes Adrianas de la historia, como es Magda Olivero, acompañada de un Maurizzio interpretado por Franco Corelli y Ettore Bastianini en el papel de Michonnet. Una auténtica obra de arte.
Por otro lado os dejo la versión protagonizada por Mirella Frenni, Peter Dvorsky como Maurizzio y Alessando Cassis en el papel de Michonnet.
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Muerte por amor (Liebestod), Tristán e Isolda. Richard Wagner
Amor y muerte casi siempre vienen de la mano en la ópera. Qué mayor muestra de amor, que inmolarse en la memoria de tu amante fallecido. Esto es lo que debe pensar Isolda, quien tras ver muerto a su amado Tristán se transfigura y emprende el viaje hacia la muerte en uno de los pasajes más bonitos de la historia operística.
¿Y quién puede abordar mejor el personaje de Isolda que quien lo ha representado infinidad de veces? Cuando escuchéis este fragmento entenderéis por qué. Una ejecución impecable, teniendo en cuenta que el papel para soprano de esta obra es de los más complejos, pues debe llegar al final de la obra con semejante frescura y vitalidad tras 4 horas previas de trabajo sin, parar vocalmente hablando.
Estamos hablando de la soprano Waltraud Meier, experta en el repertorio Wagneriano. Os dejo con una versión representada en el 1995 y acompañada de subtítulos en Castellano. Prestad también especial atención al fuerte acompañamiento orquestal final, donde aún así la voz sobresale por encima de todo, pero que en conjunto acompaña la entrega de Isolda a sus pasajes finales.
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La Boheme, G. Puccini, le llamaban Mimi
Otra de las típicas escenas de muerte y drama que encontramos en el repertorio «Pucciniano» pertenece a La Boheme. En la escena final, el autor nos presenta a una Mimi, protagonista, agonizante en su cama víctima de la tuberculosis. Sus amigos la encontraron deambulando por las calles tras dejar a su protector y la llevaron hacia la buhardilla de los «bohemios», lugar donde tiempo atrás, Mimi y Rodolfo, su amado, se conocieron. Ahora sus amigos empeñan algunas de sus joyas y prendas para comprar medicinas, sin embargo, todo será en balde.
Finalmente todos regresan trayendo como regalo un manguito que calentará las manos de la enferma. Mientras esperan la llegada del médico, Musetta reza una plegaria, mientras la cual, Mimi fallece. Schaunard lo descubré y Rodolfo tras caer en la cuenta, grita llorando y angustiado: «Mimi, mimi, mimi» con un acompañamiento de orquesta desgarrador.
Como muestra, os dejo con un extracto de la Producción de la Royal Opera House, con los protagonistas Dmytro Ppopo y Maija Kovalevska.
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Andrea Chenier, U. giordano. «Viva la morte»
Nos encontramos ante otro final suicida y esta vez protagonizado por una pareja en la que ambos se sacrificarán. Una muestra de amor más. Pongámonos en antecedentes. El protagonista de la obra Andrea Chénier, esta preso tras sus duras críticas sobre la crueldad de Robespierre. Maddalena, su enamorada soborna al carcelero para que le deje ver a su amado. Finalmente lo consigue.
A la mañana siguiente, y tras un intento fallido por apelar ante Robespierre, los soldados van en busca de los condenados para su ejecución. En ese momento, Maddalena, se cambia por una de las prisioneras, Idia Legrey, tomando su puesto en la carreta junto a su amado, carreta que les conducirá a su muerte. Sin embargo, ambos se muestran serenos, llevados por el éxtasis de su amor.
Todo esto acompañado de un gran estallido orquestal hacen uno de los finales más apoteósicos. Comenzaremos este vídeo con el dueto de amor protagonizado por ambos amantes en el interior de la prisión. «Vicino a te» y dejaremos fluir la acción hasta el final de sus notas llegando al clímax «mortal». Para la ocasión y sin que sea «santo de mi devoción», elegiré la versión protagonizada por Plácido Domingo, y la soprano Renata Scotto.
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La traviata, G. Verdi. «Addio del passato»
Si hay una ópera conocida por antonomasia, esa es, La Traviata de Giuseppe Verdi. El final de dicha obra, también estará relacionado con la tuberculosis, parece que dicha enfermedad se encontraba «de moda» en la época en la que se escribían las óperas.
Para entender mejor el contexto del final, os dejo nuevamente un extracto del argumento:
«Pero es demasiado tarde: ella sabe que su tiempo se ha agotado (Alfredo, Violetta: Gran Dio! morir sì giovane — «¡Oh, Dios! Morir tan joven»). El padre de Alfredo entra con el médico, lamentando lo que ha hecho. Después de cantar un dúo con Alfredo, Violetta revive rápidamente, exclamando que el dolor y la incomodidad la han abandonado (Violetta, Alfredo, Germont, Anina, Grenvil: Prendi, quest’è l’immagine — «Toma, esta es la imagen de mis días pasados»). Un momento después, ella muere en brazos de Alfredo.»
Y para esta ocasión os dejo con la versión protagonizada por la joven Anna Netrebko, antes de convertirse en mi opinión, en la actual «dama oscura». Con una voz, fresca y ligera. Como partener, su «indescriptible» (en mi opinión) Rolando Villazón.
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Liù en Turandot, G. Puccini, «Morir antes que hablar»
Y llegamos al momento más dulce (qué paradójico) y especial del artículo. La entrega de la vida de Liú. No me gusta llamarlo muerte, pues es un cambio, que logrará el triunfo de su amado. Para ponernos en antecedentes, debemos conocer brevemente el argumento de Turandot, obra cumbre y final de G.Puccini, quien murió poco antes de poder completarla. Concretamente, lo último que alcanzó a componer fue hasta la muerte de Liù. Para Puccini, su pequeña Liù, era un personaje muy especial, y al que tenía un sentido cariño. Y lo entenderéis perfectamente cuando consigáis introduciros en su papel. Es el rol, o comúnmente llamado «caramelito» que toda soprano quisiera representar en algún momento de su carrera.
Recordaremos que la princesa Turandot propone a todos sus pretendientes tres enigmas que deben resolver para llegar a ella; de no conseguirlo, morirán. En este punto de la obra, Calaf, aspirante al corazón de Turandot, ha conseguido desvelar los tres enigmas. Sin embargo, y en prueba de su nobleza y buenas intenciones, le propone a Turandot un enigma: deberá adivinar su nombre. Si lo adivina, quedará libre de unirse a él, y él morirá.
Pero dicho acertijo debe resolverse en un plazo, concretamente antes del alba. Para ello la princesa Turandot, ordena que nadie duerma en Pekín («Nessun dorma»). Entre la multitud, los secuaces de Turandot encuentran a Timur, padre de Calaf y a una sirvienta: Liù. Es evidente que ellos podrán conocer el nombre del aspirante, sin embargo Calaf niega conocerlos. Liù finalmente confiesa que sólo ella conoce su nombre.
Liù es retenida y torturada por las fuerzas del ejército de Turandot obligada en varias ocasiones a confesar, sin embargo, Turandot no consigue su objetivo. Liù prefiere morir, antes de confesar. Sorprendida Turandot pregunta a Liù «¿Quién pone tanta fuerza en tu corazón?» a lo que ésta responde «Princesa, el amor».
Posteriormente comienza su confesión, dejando ver que está enamorada del Principe Calaf, su señor, desde el momento en el que una vez le sonrió. Y … el final de la escena… mejor verlo, que contarlo.
¿Puede haber una declaración de amor más grandiosa que esta? ¡Qué gran final de obra nos dejó en herencia el gran maestro Puccini! Espero que los disfrutéis en la archiconocida versión con las voces de la gran Monserrat Caballé, Joan Sutherland y Luciano Pavarotti, para mi gusto, inigualable.
TURANDOT Chi pose tanta forza nel tuo cuore? LIÙ Principessa, l’amore! TURANDOT L’amore? LIÙ (sollevando gli occhi pieni di tenerezza) Tanto amore segreto e inconfessato, grande così che questi strazi son dolcezze per me perché ne faccio dono al mio Signore. Perché, tacendo, io gli do, gli do il tuo amore… Te gli do, Principessa, e perdo tutto! Persino l’impossibile speranza! Legatemi! Straziatemi! Tormenti e spasimi date a me, ah, come offerta suprema del mio amore! (...) LIÙ Sì, Principessa, ascoltami! Tu che di gel sei cinta, da tanta fiamma vinta, l’amerai anche tu! Prima di questa aurora io chiudo stanca gli occhi, perché egli vinca ancora… Ei vinca ancor! Per non vederlo più!
TURANDOT ¿Quién ha dado tanta fuerza a tu corazón? LIÙ ¡Princesa, el amor! TURANDOT ¿El amor? LIÙ (levantando la mirada llena de ternura) Un gran amor secreto e inconfesado, y tan grande, que estos tormentos se tornan dulzura, porque son un regalo que le hago a mi señor. Porque callando yo le entrego tu amor... ¡Te lo doy, princesa, y lo pierdo todo! ¡Hasta la imposible esperanza! ¡Atadme! ¡Laceradme! Dadme tormentos y martirios, ¡ah, ofrenda suprema de mi amor! (...) LIÙ ¡Sí, princesa, escúchame! Tú, que vives entre hielo envuelta por su llama serás vencida, ¡tú también le amarás! ¡Antes que llegue la aurora cerraré los ojos, cansada, para que él pueda vencer! ¡Y vuelva a vencer! ¡Para no volverle a ver jamás!
Con este vídeo me despido del artículo, esperando que disfrutéis de todas estas escenas. Sé que hay muchas más escenas que merecen ser recordadas. Lo iremos viendo en próximos artículos, sin embargo, podéis comentar aquellas escenas u obras que os gustan especialmente o querríais ver publicadas en próximos artículos. Hasta entonces, ¡¡sed Felices!!
Me ha encantado el Blog.Es la primera vez que entro en el,y me a acercado más a un género que me encanta. Muchas GRACIAS!!