Bienvenid@s una vez más a una nueva edición de Anacrónica. Esperamos que os encontréis estupendamente y estéis «capeando» esta situación de la mejor manera posible. Entre tod@s seguro que llegamos a superar este largo camino, del que seguro ya queda poco por recorrer.
En esta ocasión contamos con un testimonio en primera persona. Os presento a Miren, una alumna de Eduardo, que ha querido contarnos su experiencia en el aprendizaje de la voz. Nos contará cómo decidió empezar en esto del canto, y cómo llegó hasta nosotros. Espero que la disfrutéis.
ANA: Miren, bienvenida a Anacrónica, gracias por participar en esta sección y contarnos tus vivencias con la voz. MIREN: Me encanta sentir cómo la voz fluye por mi garganta y descubrir cómo salen nuevos sonidos que apenas reconozco. Me apasiona el reto de descubrirme cantando y escuchado la música que me ha acompañado toda la vida, pero de otro modo.
Porque yo también sufrí el “no tienes oído tienes orejas” cuando de niña estudiaba música hasta el punto de sentir tanta vergüenza que me he dedicado a cantar solo en la ducha, en el coche o bajito para que no se me oiga.
Siempre me ha gustado cantar y escuchar cantar; desde niña viendo “Antología de la zarzuela” en familia, de joven siguiendo a los «chiquiteros» cuando cantaban de bar en bar y ya de adulta, en conciertos o en la ópera. ¡Lo que te puede hacer sentir la voz¡
La música ha estado muy presente en mi vida, fiel compañera de momentos y emociones, seleccionada con mimo para cada ocasión, pero cantando solo para mí, la familia o amigos muy cercanos. Hasta que ya cerca de cumplir 50 años una de estas amigas me convenció para entrar en un coro “¿Yo en un coro? ¡Si no tengo oído!”.
Me lo propuse como un reto personal y aunque el primer año no abrí la boca, gracias al buen ambiente y a mucho trabajo, conseguí la confianza suficiente para cantar en público y tras varios años dar el paso de buscar ayuda para aprender a cantar aún sin saber muy bien qué quería decir esto. Nunca es tarde para una buena decisión ni para aprender y estoy feliz de haber emprendido este viaje.
Aprendiendo a desmontar falsas creencias, descubriendo que todos podemos cantar, librando la voz de los miedos que se agolpan en la garganta cerrándola para sentirte mejor contigo misma. Estoy disfrutando del proceso de cambio según mi voz se transforma para no lesionarse y surge fácil; lo que pone una sonrisa en mi cara que según mi marido “no se paga con dinero”. Nadie debería robarnos el placer de cantar y menos nosotros mismos.
ANA: Estoy totalmente de acuerdo contigo Miren, nadie debe robarnos ese placer y también debemos hacer llegar nuestro saber hacer a todo el que tengas ganas de escucharnos y disfrutar de nuestro canto. Ha sido una experiencia muy bonita así como una auténtica evolución de la voz y te agradezco infinitamente que hayas querido compartirla con nuestros lectores del blog. Hasta aquí esta nueva edición de Anacrónica. Pronto contaremos con nuevos testimonios y experiencias de otros alumnos de Eduardo Laher. Te animamos a participar, no te cortes y envíanos tus comentarios o relatos sobre tu relación con la voz, la música, el canto. Estaré encantada de escucharos a tod@s. ¡¡Hasta la próxima edición!! ¡Cuidaros mucho!
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