El vibrato es intrínseco a una voz bien emitida.
A veces escucho críticas en las que se dice que tiene un exceso de vibrato, como si este se pudiera graduar al antojo de uno.
Claro que hay vibratos más lentos y más rápidos, incluso los denominados «caprinos», pero son así por la propia naturaleza del individuo en la emisión de su voz.
Lo que denota un buen vibrato es relajación en la emisión de la voz y claro que variará algo dependiendo del registro en el que se esté utilizando la voz pero muy poco.
Lo que es muy importante es no confundir un vibrato sano con una oscilación
Mientras que un buen vibrato nos dirá que estamos ante una voz con una emisión relajada, una oscilación nos dirá que estamos ante una voz mal utilizada y lo que es peor, que esta voz lleva bastante tiempo siendo utilizada de forma incorrecta.
La oscilación comienza a manifestarse en determinados momentos, sobre todo en pasajes complicados y se va extendiendo por los demás pasajes hasta que prácticamente se manifiesta de forma muy continuada y se extiende por toda la tesitura.
Es sólo cuando se manifiesta de esta forma tan continuada cuando se puede advertir más fácilmente tanto por el propio cantante como por los que escuchan pero, como decía anteriormente, cuando se da esta circunstancia tan clara de observar, el problema lleva ya demasiado tiempo produciéndose.
En resumidas cuentas una oscilación en la voz se produce por una mala utilización de ésta, se fuerza en su utilización y se producen las consecuencias.
No debemos tratar de anular el vibrato de nuestra voz y tampoco debemos forzar para que salga, si no lo tenemos en un principio será porque todavía no cantamos con la relajación suficiente para que este salga.
Irá saliendo poco a poco y en diferentes pasajes, sobre todo en los más sencillos y se irá extendiendo a otros más hasta instaurarse en toda la tesitura.
No olvidar nunca que un buen vibrato nos dice lo sana que está la voz y una oscilación lo enferma que lleva hace tiempo.