¿CANTAS?… Seguro que sí.
Entender bien una actividad que hacemos o que queremos hacer, creo que es importante, necesario y no precisamente fácil.
Conocer una sola parte de dicha actividad y no profundizar en ella por los motivos que sean, es por desgracia lo habitual.
Con ello en realidad nos estamos perdiendo casi todo lo bueno, sino todo, de dicha actividad.
Conocer lo máximo posible una actividad es, entre otras cosas, poder atisbar lo que puede influir en nosotros, para bien y para mal. Es evidente que queremos que nos afecte para bien, pero, aun queriendo esto, la mayoría de las veces no es así y sucede lo contrario, todo por desconocimiento.
Podemos coger cualquier actividad cotidiana, desde el deporte, el trabajo, la lectura, la música, el teatro…etc.
Yo en este caso os quiero hablar sobre el canto y la declamación o, si lo queréis llamar oratoria, pues oratoria. Para abreviar, todo lo relacionado con la voz.
Si yo digo que cantar puede hacerte sentir bien, muchas personas ya esbozan la sonrisa malévola y socarrona. Es normal pero dicha sonrisa no es más que pura ignorancia sobre la actividad del canto por parte de quien la esboza.
Hablemos, primeramente, de que dicha sonrisa se esboza, en no pocas ocasiones, para uno mismo. Pero no queda la cosa ahí.
De igual manera se esboza, si no más, frente a otra persona que intenta aprender más de la actividad de cantar y comienza en ella.
Los comienzos siempre son complejos en cualquier actividad, pero es curioso que lo que estamos aprendiendo a hacer dentro de una actividad, a quien más horroroso le parece, es a quien menos sabe de ella.
A quien no tiene ninguna referencia, ni propia ni ajena, para saber o esbozar la «sonrisita» malévola hacia nadie, ni tan siquiera, hacia sí mismo.
Aprender a reconocer en nuestra voz los sonidos que son sanos, que no nos dañan, que nos pueden hacer estar cómodos con nosotros mismos y que pueden beneficiar a los demás, es maravilloso y factible para todo el mundo que no tenga una afección que pudiera imposibilitar la actividad vocal.
El no saber apreciar la parte buena que una actividad puede hacer en nosotros, nos puede llevar con mucha probabilidad, a coger parte o todo lo malo de ésta, pensando lo contrario y, cuando nos demos cuenta si es que nos damos cuenta, puede pagarse un precio bastante caro y desagradable.
Cantar bien es asequible a todo el mundo y el primer paso es entender el bien que puede hacer dicha actividad en nosotros.
La actividad en lo social
El no entender de manera correcta lo que una actividad puede hacer de bueno en nosotros, invita a crear una relación extraña con dicha actividad y, en muchas ocasiones, errónea, creando una imagen mala de ella y después transmitiéndola.
Por desgracia, en demasiadas ocasiones, suelen crear tendencia a ello las personas menos preparadas en dicha actividad.
En relación a la voz, parece ser que para cantar o hablar bien hay que estar dotado de un aparato vocal con unas condiciones mínimas. Sería bueno saber a qué llamamos condiciones mínimas vocales. También sería bueno saber a qué llamamos condiciones vocales.
En relación al habla, parece ser que casi lo tenemos claro, o al menos es lo que pensamos.
En relación al canto, ya es otro cantar, y nunca mejor dicho.
Normalmente nos alarma mucho lo mal que puede cantar alguien o lo mal que cantamos, pero no nos alarma en absoluto lo mal que se puede llegar a hablar y lo mal que hablamos y lo que es peor, lo poco o nada que nos damos cuenta de ello.
Aprender a hablar y cantar correctamente es, entre otras cosas, lograr comunicarnos de la manera más fácil y mejor posible, sin dañarnos y sin dañar a los demás.
Hacer fácil la comunicación con alguien es gratificante por ambas partes, por quien quiere hacerse entender y por quien quiere entender.
Hablar y cantar bien es desarrollar una facultad que tiene el ser humano y que en la mayoría de ocasiones la desarrolla mínimamente.
¿Por qué cantar sin ser profesional?
El mismo lastre que nos puede acompañar, en mayor o menor medida, a cada uno de nosotros en el momento de comenzar la actividad del canto o de desarrollarla de otra manera más amplia si ya la practicamos, como decía, el mismo lastre, es el que tienen muchos profesionales en el desarrollo de sus carreras como cantantes profesionales.
Este lastre no es otro que no entender lo que el canto puede aportar a nuestro crecimiento como personas en todos los sentidos.
Tenéis en nuestro blog más de 500 artículos sobre la voz, tanto hablada como cantada. Si bien es cierto que en algunos esbozamos temas relacionados con la intencionalidad de cantar o declamar, en la mayoría de ellos se os ayuda a entender cómo realizar la acción de cantar o declamar y, en menor medida, por qué hacerlo y lo que podemos ganar con ello a nivel personal.
Con estos nuevos artículos trataremos de completar esta faceta que es fundamental.
Comenzar a entender lo que puede ser el canto para una persona es, entre otras cosas, tratar de entender cómo puede llegar a cantar la persona.
Sin embargo, creemos entender y, nada más lejos de la realidad, que sabemos cómo NO podemos cantar.
Y ¿cómo es el “concienzudo análisis” que realizamos para llegar a la absurda conclusión antes mencionada, de que sé cómo NO puedo cantar?
Pues es tan absurdamente sencillo, o complejo, como queramos verlo, que sin tener ni idea de mis capacidades vocales, a las cuales ya prejuzgo de manera errónea y casi siempre para mal, por muchas razones que ya explicaremos, dictaminamos que cantamos mal porque no lo hacemos como lo hace la persona a la que escuchamos.
Afortunadamente y, dependiendo mucho del género que escuchemos cantar, como decía, afortunadamente puede que se tenga, ya para empezar, la suerte de no hacerlo tan mal como la persona a quien escuchamos, eso ya es sin darnos cuenta un gran paso, pero no entendido y nos lo tendrán que explicar para razonarlo, comprenderlo y aprender de él.
Os dejo dos parámetros en los que siempre os vendrá bien reflejar tanto vuestra actividad en el canto como la de los demás.
Cantar bien es cantar sin hacerse daño y sin dañar a los demás. Cantar mal es cantar haciéndose daño y dañando a los demás.
A partir de aquí nos puede gustar una cosa u otra, pero siempre sin olvidar que:
Cantar bien favorece la salud de la persona en todos los sentidos. Cantar mal deteriora la salud de la persona en todos los sentidos.
Cuando empieza el curso de canto