NOS PASAMOS UN MONTÓN DE TIEMPO BUSCANDO LO QUE TENEMOS DELANTE
En el periodo de todo aprendizaje sabemos que se habla de cierta «travesía en el desierto», como que estás estancado y no avanzas.
No digo que en el canto no suceda, solo digo que se le da esta denominación a un momento en que no es verdad que se esté estancado.
Más bien lo que sucede es que estamos buscando la forma de cantar de ayer, que nos salió muy bien y hoy no es la misma.
No es verdad que no sea la misma, lo es, posiblemente mejorada pero… no, estamos buscando la de ayer.
Decía Luciano Pavarotti, que lo primero que hacía al comenzar a ensayar era preguntarle a la voz cómo estaba, y según estaba, así hacía.
Creo que viniendo la orientación de alguien que cantaba tan bien, que menos que parar a entenderla.
A él le pasaba lo mismo que nos ha pasado a todos (salvando las distancias y con todo respeto) en la lucha por encontrar nuestra mejor voz, o simplemente la nuestra.
Hay algo muy claro y que, aun estando tan claro nos cuesta entender, y es que la voz del día anterior nunca será la misma el día siguiente.
Razón clara para preguntarse cada día o «preguntarle a la voz ¿cómo está?» y sabiendo como está, empezar a trabajar con ella de la manera que mejor proceda.
(imagen Autor: Tulane Public Relations, fuente: Flickr: Music Lessons)
Con esta simple rutina nos evitaremos un montón de agobios e iremos entendiendo mucho mejor como funciona nuestra voz.
Evidentemente el que la voz no esté igual que el día anterior, que estaba tan bien y nos gustó tanto, no quiere decir que esté mal pero… nuestra interpretación, suele ser, que no está igual y por lo tanto está peor.
Siempre debemos sumar y no restar, creo que en todo en la vida, pero sobre todo, puedo decirlo muy claro en el canto: Sí, siempre sumar y ser lo más positivos que se pueda, se avanzará mucho más.