Por si no hubiese dificultades ya de por sí, ponemos algunas más. Claro que, como se suele decir, “¡se hace con afán de ayudar!”.
Y me pregunto yo ¿habrá alguna forma de aprender a distinguir entre ayudar y complicar?
Se trata de nuevo del famoso tema de cantar en un idioma que ni conocemos, ni tenemos ninguna formación para poderlo conocer.
Pero claro, para solventar el problema ya están ciertas personas, que claro está, con buena intención, se les ocurre la idea de escribir junto a la letra del idioma original, su pronunciación con simbología fonética.
En mi opinión y como me dicen muchos de alumnos a los que les ocurre esta circunstancia, este remedio no es muy aconsejable, ya que también hay que aprender a interpretar la simbología fonética y ponerla en práctica de manera natural, con lo cual, lo que me comentan es que es un problema más en lugar de una ayuda, en la mayoría de ocasiones.
En resumidas cuentas, que, si antes no sabíamos cómo pronunciar el idioma en el que hay que cantar, para ayudar nos ponen una grafía que tenemos que descifrar, para después pronunciarla y así tratar de hacer una pronunciación algo parecida a la que tendría que ser.
Francamente, ya lo decía hace tiempo en otro artículo y lo vuelvo a decir ahora:
Se está poniendo verdaderamente complicado cantar en algunos coros, con tal repertorio políglota y sobre todo con ciertas ayudas para conseguir al menos una mínima y decorosa interpretación del idioma a cantar.
En mi opinión, está bien cantar en otros idiomas, sobre todo cuando hay posibilidad de que dicho idioma sea pronunciado y entendido correctamente.
Pero vuelvo a repetir, en mi opinión, hacer una correcta adaptación a la lengua propia, tampoco sería hacer algo nuevo, ni creo que malo, siempre que se haga una adaptación seria.
¡Claro! que en el idioma original en que esté escrito sonará diferente y posiblemente mejor, pero claro está, siempre y cuando se conozca perfectamente dicho idioma.