Una voz metálica, es un aspecto a corregir, puesto que el sonido metálico en exceso, no suele ser muy agradable a la hora de escucharlo, sin embargo, no deja de ser un mal menor. Lo peor es que esta posición vocal, que suele acompañar a dicho sonido metálico, cuando se encamina hacia las notas extremas, tiende a cerrarse y produce picor, dañando a su vez el aparato fonador.
Me comentaba un alumno en una clase, que, en su momento, cuando hacía la actividad de teatro y leía un texto, entorno a una mesa con más compañeros, su voz sonaba normal. Cuando tenía que decir el mismo texto, encima del escenario y tenía que llegar con su voz, mucho más lejos, su voz mostraba un timbre metálico.
Bueno, este alumno tiene una voz, por naturaleza, situada muy «delante», y me explico.
Hay un tipo de personas que tienen una voz con una posición muy adelantada, en algunos casos se les dice que tienen una voz “pituda”, al igual que hay otras personas que decimos que tienen la voz “atrás” o tragada.
Las personas que en el habla tienen por naturaleza, una posición muy adelantada de su voz, tienen una mayor utilización de los lugares de resonancia. Cuando tienen que cambiar su forma de hablar y simplemente tienen que dar más volumen, lo que hacen en muchas ocasiones, es llevarlo a la nariz.
De la misma manera que si tienen que aprender a realizar sonidos extremos, tanto agudos como graves, también suelen llevar la voz a la nariz.
Esto, en muchas ocasiones, suele producir lo que se denomina Voz metálica o sonidos con connotaciones metálicas.
Aún y así, este tipo de emisión de la voz en estas personas, tiene verdaderamente sus ventajas, pues sin llegar al punto de la emisión de las notas extremas, cuando utilizan la voz para hablar y comienzan a estar cansadas, terminan llevando el sonido a la nariz, que, claro que puede sonar raro, pero no daña en ese momento, es lo que hemos denominado en otras ocasiones como “el síndrome del lotero”.
Es mucho más problemático, cuando la voz se va «atrás». En estos casos, cuando comienza el cansancio, que lo hace mucho antes que en la emisión mencionada con anterioridad, la voz empieza a no oírse bien, la mandíbula se encaja, produciendo un trabajo muscular inadecuado y un daño considerable en un periodo corto de tiempo.