Siempre se ha comentado en los círculos profesionales del mundo del canto, la gran diferencia entre lo que le gusta cantar a nuestra voz y lo que nos gusta a nosotros, cosa que a veces no coincide.
Simplemente se trata de observar cómo cantando cierta obra, nos sentimos más cómodos que cantando otra de igual dificultad.
Esto que comentamos es muy fácil de observar en los alumnos nuevos que vienen.
Ponemos un ejemplo claro.
Alumno nuevo que tiene muy buenas condiciones vocales y, en relación al manejo de su voz, unas condiciones mentales limitadas. Esas condiciones mentales se han visto influenciadas para mal, en relación a una mala utilización de sus buenas condiciones vocales.
Una mala utilización de tus condiciones vocales, creará una forma de pensar completamente errónea en relación a dichas condiciones vocales y también a apreciar las de los demás.
En referencia a la propia persona, hará que ésta tenga limitaciones constantemente, inseguridades, miedos y ello le llevará también a ejecutar repertorios incorrectos para sus verdaderas condiciones vocales, entrará en una situación que siempre irá a peor.
En relación a apreciar condiciones vocales en los demás, le influirá creyendo que las personas que hacen ciertas cosas, son maravillosas, debido a que uno mismo cree no poder hacerlo, creando estereotipos francamente ridículos a los que se tiene como maravillosos y no pasan de ser, como mucho mediocres.
Esto en la música melódica se ve con más frecuencia, aunque no escapa a ello en su totalidad, ninguno de los géneros musicales vocales.
Como decíamos al principio, cuando el alumno comienza a realizar las cosas correctamente y sus condiciones vocales comienzan a crecer, también lo hacen sus condiciones mentales en relación a reconocer su voz de manera correcta y también la de los demás.