Hablando hace poco con una cantante, recién terminados sus estudios de canto, me comentaba que había tenido muchas afecciones durante el último curso y que iba a descansar durante el verano.
Yo le comenté que el descanso siempre viene bien.
Pero en estas palabras hay varias cosas que nos tienen que alertar y quedar claras, y las expongo.
En primer lugar, cuando durante un curso de canto, hemos tenido muchas afecciones en garganta y demás órganos relacionados con la fonación, es evidente que no hemos hecho las cosas del todo bien.
Y no sólo en una ocasión, sino de manera reiterada, que es más grave.
En segundo lugar, siempre digo que la voz con el descanso gana, pero también digo, que esto sucede si se ha trabajado correctamente.
Si no se ha trabajado correctamente, la voz no crecerá, bastante tiene con sanar lo que se ha dañado.
En una persona que se ejercita en el funcionamiento de su aparato vocal constantemente, lo anormal es tener afecciones y lo normal es no tener casi ninguna, pues con una utilización correcta de nuestro aparato vocal, este se fortalecerá y estará más protegido ante cualquier afección.
Cuando se tienen tantas afecciones en nuestro aparato vocal, uno de los siguientes pasos que suelen suceder es la aparición de la fatiga vocal.
Una vez que la fatiga vocal aparece, es dificultosa la recuperación, debido al poco hábito de saber callar que solemos tener las personas que nos dedicamos a la ejercitación continuada y profesional de la voz.
Con la fatiga vocal iniciada, es mucho mejor tener que callar durante un mes que durante tres, pero… acabamos teniendo que estar tres o más callados, porque uno no ha sido suficiente para hacernos entender el proceso en el que estamos inmersos.
Aprendamos a escuchar a nuestro cuerpo, él nos lo dice todo.