Se suele decir constantemente que a la mayoría de los jóvenes les cuesta acercarse a la ópera, y no digo que no sea verdad, pero es que, además, me parece lógico que les cueste, en muchas ocasiones les estamos pidiendo que entiendan lo que, en mi opinión, es difícil de entender, y me explico con un ejemplo.
El otro día, revisando algunas representaciones de «El Barbero de Sevilla» de Gioachino Rossini» , me encontré con una de hace unos ocho o diez años y viéndola, traté de ponerme en la piel de cualquiera de mis alumnos más jóvenes, que hacen verdaderos esfuerzos por entender el género de la ópera, voy directamente a lo que me dio de lleno en los oídos.
Papel de Rosina, lo canta una soprano; el papel hasta llegado el aria «Una voce poca fa», va bien, cantando correctamente lo escrito, eso supone que es más que suficiente, pues Rossini sabía bastante bien lo que hacía.
Llegado la citada aria, esta soprano comienza, en determinado momento de dicha aria, a realizar «gorgoritos», porque yo no lo puedo denominar de otra manera, y porque entre otras cosas, a Rossini no se le hubiera ocurrido escribir eso, ni durmiendo y por eso no lo escribió.
Desde ahí, se terminó la escena, parecía que ya estábamos en otra representación.
Esto estaba fuera de contexto, no venía al caso, no está escrito, no suena bien y lo que es peor…asusta al más «pintao», no es creíble.
¿Como se le explica esto a un joven que se acerca a la ópera?
¿Cómo se le explica que ha ido a escuchar una obra de Rossini y esta señora está cantando lo que le da la gana?
Y la verdad es que a la señora le gusta cómo le queda y se siente tan feliz, pero y… Los demás, ¿se preguntará si le gusta a los demás que principalmente queremos oír a Rossini?
¿Pero quién son los demás?, si aquí estoy cantando yo sola… ¿no?
¡¡¡YO-SOY-SOLISTA!!!
(Imagen de cabecera: Composer Rossini G 1865 By Étienne Carjat – harvardartmuseums.org, Public Domain) (Italian soprano Fanny Persiani (1812-1867) as Rosina in Rossini’s Il barbiere di Siviglia. 1840, Bibliothèque nationale de France)