Hablando de buenas cabezas, ¿qué mejor ayuda para entender y desarrollar lo máximo posible la actividad de la respiración?
Comentaba esta semana con un alumno, la mejora que está realizando en relación a su respiración.
Hace menos esfuerzo y emite más y mejor sonido.
Comentábamos algunos términos «empresariales» como optimizar los recursos, en este caso el recurso de la respiración.
En realidad, lo que está sucediendo es que el esfuerzo que hace para convertir el aire en sonido, está dando sus frutos y cada vez, en relación al aire, convierte más cantidad de ese esfuerzo en voz.
Hay que conseguir un equilibrio perfecto entre el esfuerzo muscular respiratorio y la producción y emisión de sonido.
Es normal que en un principio se haga mucho esfuerzo con la musculatura respiratoria y se consiga poco sonido, pero en la medida que vamos perfeccionando ese acto respiratorio, la creación y emisión de sonido es mejor.
Este equilibrio no es fácil, debido a la cantidad de órganos intervinientes y a la independencia necesaria entre ellos.
La independencia del tórax y el debido entendimiento sobre él, es primordial, en relación a su función mecánica como primaria en el movimiento respiratorio.
La actividad del tórax conlleva un adecuado esfuerzo muscular para poder abrir, mantener y cerrar éste de manera adecuada.
En contraposición a este esfuerzo muscular, nuestro cuello y cara deben mantener una buena relajación.
Esta referencia anterior, es una de las independencias importantes de las que solemos hablar.
Todo esto requiere comprensión y una adecuada ejercitación, para ello nuestra cabeza tiene que trabajar bien.
Nos vamos a centrar en un ejemplo de ejercitación respiratoria que una persona que comienza y ejercita bien su cabeza, tiene que solventar.
Este ejemplo no es más que la realización de un fiato, o lo que es lo mismo, el tiempo que estamos emitiendo sonido sin respirar.
En un principio, el alumno está muy atento a entonar, a decir bien la letra, etc.
No interioriza bien, que la voz es aire, solo siente que no llega a terminar la frase como quería y por tanto no consigue un buen fiato.
En primer lugar, hay que insistirle en que marque dónde debe respirar y que esas marcas las respete.
Las tiene que respetar hasta el punto en que, si llega a alguna de ellas y le sobra aire, es preferible que no lo utilice y lo deje ir a intentar llegar un poco más lejos y hacerlo mal.
Normalmente el alumno se «obsesiona» con coger aire y eso le impide entender que los lugares marcados para respirar, son primordialmente un lugar para descansar.
Ese descanso, significa que hemos dado un respiro a nuestra musculatura respiratoria, soltando el aire que no hemos utilizado y teniendo nuestro cuerpo preparado para volver a coger.
Esto nos permitirá estar descansados durante el momento en que estamos cantando y no congestionados.
Vuelvo a repetir, no nos debe preocupar tanto el coger aire como el descansar en esos espacios entre frases a cantar.