La nota extrema es la consecuencia de una serie de notas anteriores.
Según realicemos estas notas anteriores, así realizaremos la nota extrema.
Con esto tiene que quedarnos claro, que no debemos descuidar ningún pasaje de una obra, aunque no figure en el momento culmen, pues es muy probable que estos pasajes estén preparando dichos momentos importantes de la obra.
Al igual que los pasajes posteriores a ese momento álgido, que no dejarán de dar realce a dicho momento, o se lo quitarán si no los ejecutamos bien.
En muchas ocasiones nos obsesionamos con ciertos momentos de una obra y olvidamos otros muchos que tienen su gran importancia y no la sabemos encontrar.
Solemos identificar los pasajes que tienen notas extremas, como los pasajes claves de la obra, y no siempre es así.
¿Y si la obra no tiene notas extremas, qué hacemos?
Ejecutar varios pasajes ligados bellamente con un buen fiato nos dará la opción de crear una línea de canto buena y muy bella, haciendo de este pasaje, un momento importante en la obra, y no tiene por qué tener una nota extrema.
Consigamos hacer de las notas extremas una consecuencia buena e integrémoslas en la melodía, ya que en ella están.
Hay que hacerlas y hacerlas bien ¡¡¡claro que sí!!!
Nunca huir de ellas, más bien disfrutar y hacer disfrutar con ellas haciendo que sean una consecuencia buena del desarrollo correcto de toda una obra.
Pero atención al uso indiscriminado de notas extremas, creyendo que así potenciaremos la ejecución de una serie de pasajes y con ello toda la obra.
¡No!
Podemos caer en el error de aburrir, saturar… y comenzar a dejar entrever que toda esta parafernalia de notas extremas sin venir a cuento, tienen como finalidad ocultar ciertas carencias.