Como decíamos en un artículo anterior, si rompemos el molde, los resultados son lamentables.
Tenemos una voz por naturaleza, y la primera obligación que debemos tener en cuenta en relación a esa voz, es saber qué tipo de voz es.
Para ello podemos buscar ayuda en un profesional del canto, que debería ser quien mejor nos ayude a catalogar nuestra voz.
Catalogando correctamente nuestra voz tendremos toda la naturaleza de la persona a nuestro favor y eso es lo principal.
Siempre a favor de natura, con ello el trabajo es mucho más sencillo y el resultado el mejor que puede ser.
Desde el punto de vista del profesor, lo único que hay que hacer es escuchar correctamente la voz que tenemos que analizar y no precipitarnos.
Evidentemente tienes que tener un buen archivo de sonidos de voces en tu cabeza y conocer a la perfección, las características de todo tipo de sonido vocal que tienes que analizar.
La voz del alumno mostrara su color de mayor o menor manera dependiendo de lo que se le pida y la forma en que se le pida.
Las valoraciones rápidas no sirven para nada y si acertamos en esa «lotería» será una auténtica casualidad.
El verdadero tesoro es la voz natural de la persona y esa misma voz nos irá guiando por donde tiene que ir, evidentemente eso, hay a su vez que ir mostrándoselo al alumno, que comenzará a conocer las posibilidades de su voz en otra dimensión que él no conocía.
Normalmente, el alumno tiene una noción limitada de lo que es su voz, y será el profesor quien, con un tiempo prudencial, comenzará a saber más de esa voz que el propio alumno y le ayudará a seguir el camino correcto.
Luego, influenciada por muchos factores personales, la voz dará sorpresas, siempre gratas si se ha trabajado bien, pero en muchas ocasiones mayores de las que ya se esperaban, en ello tiene mucho que ver la parte psicológica del alumno y del profesor.