El miedo en ciertos momentos, a la hora de cantar o declamar, nos atenaza, nos bloquea y nos pone en posición de defensa.
En esta posición de defensa, se cometen todo tipo de errores que nos pueden crear muchos problemas. No es ninguna batalla, aunque bien pudiera serlo.
El cantante, en relación sobre todo a ciertos momentos de su actividad, tiene que mantener la calma y dominar la situación, situación que crea verdadero miedo y por qué no, pánico.
La ejecución de notas extremas, es uno de esos momentos en los que hay que dominar muy bien nuestras correctas prioridades en la ejecución de la voz.
Si esto no ocurre, entramos en pánico y con situaciones así, muy reiteradas, es muy fácil crear alguno de los factores que inciden en lo que llaman “pánico escénico”. A mi particularmente la expresión no me agrada mucho, ni sé si en realidad es todo lo correcta que debería, somos tan dados a poner etiquetas, pero… ahí está y la situación se produce, la llamemos como la llamemos.
Estas situaciones de miedo no sólo se dan en relación a notas extremas o franja de más tensión, se dan en todo el trabajo vocal, si no se hacen las cosas bien.
Esos miedos, provengan por las causas que fuere, nos generan una alteración nerviosa importante, que afecta a nuestro organismo y precisamente no para bien.
Nuestra reacción de miedo en el canto y la declamación, siempre es controlable si lo que queremos hacer es razonable y estamos preparados para realizarlo.
Hablaremos en próximos artículos sobre la manera de actuar de ciertos órganos del cuerpo en esa situación de miedo, momento en el que no tenemos un adecuado control de ellos, y cómo remediarlo.
Los que son momentos difíciles, no dejarán de serlo, pero se puede y se debe disfrutar en ellos.