Hola a tod@s, bienvenid@s una vez más a nuestra sección Anacrónica en la que dejamos espacio para vuestras voces y experiencias. En esta ocasión y como colofón a este curso, os dejamos con el último testimonio de la temporada. Contamos con la participación de Maria quien desinteresadamente ha querido compartir con nosotros lo que es para ella la música y el canto. Nos lo cuenta en primera persona en forma de relato. Estoy segura que os va a encantar y que seguramente os veréis reflejados en sus experiencias. Si es así os animo a dejar algún comentario al pie de este artículo.
Agradecemos enormemente a Maria su participación en esta sección, y, como siempre, os animamos a que también participéis de ella. Contadnos todo aquello que os apetezca compartir con nuestros lectores en relación a la voz, para que pueda servir de ayuda o consejo a nuestr@s alumn@s.
Os dejo ya con Maria, disfrutad, y nos vemos a la vuelta de las vacaciones con nuevas experiencias y testimonios en Anacrónica. ¡¡Sed felices!!
MARIA: «Mi Cantar»
Desde que era una niña me gustó cantar. Yo era tímida y cantar me salía solo.
Luego aprendí a acompañar con la guitarra y un poquito de piano y solfeo. Me encantaba inventarme canciones y poner letras distintas a canciones que ya conocía.
Curiosamente aunque en mi casa la música era importante ninguno de mis hermanos cantaba ni tocaba nada. Solo mi madre cantaba alguna vez, y lo hacía bien. Cantaba sobre todo en Navidad. En Navidad era tradición cantar todos juntos villancicos. Mis padres tenían cada uno su villancico especial que recuerdo con ternura y que siempre canto en cada Navidad en su nombre.
Luego entré en el coro del Instituto. Ahí aprendí mucho. Siempre canté como soprano. Fueron años preciosos.
En la Universidad formé parte del coro Universitario y era estupendo cantar y olvidarse por unos momentos del estudio y los exámenes. Luego ya no tuve tiempo de nada pero nunca deje de cantar en cualquier momento cuando lo sentía y lo necesitaba.
Y fui empezando a entender la música como forma de relajación, de evasión, de profundizar en otra dimensión diferente.
Aunque de alguna forma ya lo había sabido desde siempre, entendí que era mi mejor forma de expresión, que con mi voz cantando fluían mis sentimientos desde lo más hondo mucho mejor que con las palabras.¡Puedes reflejar tantas cosas con la voz!
Después he cantado mejor o peor en los eventos familiares alegres y tristes. Les he cantado a mis hijos, a los que he intentado junto con mi marido transmitir el amor a la música. He cantado a mis padres cuando murieron y la emoción se confundía con el cariño en las notas de mi canción. Cantar ha sido mi forma predilecta de expresión.
Siempre he pensado que la voz no era sólo interpretar las notas, las pausas, los silencios. No solo subir a la nota más alta o bajar. La voz es capaz de interpretar las notas, de sentirlas, de hacer que sean algo más que un «do» o un «mi». Y eso hace que a través de ella podamos expresar lo mejor de nosotros mismos.
¡Se puede hablar tanto sobre la voz y desde tantos puntos de vista!
Creo que hay mucha diferencia entre una canción cantada con la voz bien colocada, con todas sus notas bien afinadas, con gran armonía y una canción con todo eso pero además cantada desde el corazón.
Ahora sigo cantando porque el canto está dentro de mí e intenta salir lo mejor posible. También me sirve para rezar y dar gracias a Dios por poder cantar y de esta forma poder transmitir algo a los demás.
Por eso en estas próximas fechas de descanso, os desearé feliz verano desde mi cantar.
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