Esta frase se la escuché a un gran maestro pianista en una clase magistral que impartía.
La frase hacía referencia a un alumno de dicha clase que comenzó a tocar el piano y hacia movimientos constantes con el cuerpo.
Estos movimientos suelen ser copiados de otros pianistas, ya consagrados y que ejecutan esos movimientos normalmente, sin que estos afecten técnicamente a sus resultados musicales.
Pero en un alumno, esos movimientos alteran los resultados musicales para mal.
En relación al canto, sucede lo mismo más o menos; en el canto suelen estar más relacionados con forzar muscularmente.
Cuando no se ejecuta una correcta técnica respiratoria, se suple, en la medida que es posible, con esfuerzo muscular y eso conlleva la realización de movimientos de todo tipo con el cuerpo, que en la mayoría de las ocasiones son “esperpénticos”.
Se trata de disimular haciendo creer que dichos movimientos son interpretativos y en realidad lo que intentan ser, es una tapadera de la cantidad de carencias técnicas que acumulan este tipo de cantantes.
Pues claro que se puede gesticular e interpretar con las diferentes partes del cuerpo que corresponda, pero no sobreactuar tapando carencias.
En relación a los alumnos, se debe de estar muy pendiente de este tema. Una correcta práctica respiratoria, deja poco margen para realizar cierto tipo de movimientos, que en realidad no hay porqué hacerlos.
Si un cantante está constantemente haciendo un balanceo de su tórax hacia delante y hacia atrás, estará dificultando el funcionamiento de nuestro diafragma y haciendo más compleja su respiración, con el consiguiente problema en la emisión del sonido.
Si no estamos bien sustentados con nuestros pies en el suelo, tendremos mayor dificultad respiratoria que si lo estamos, sobre todo cuando estamos aprendiendo.
Eso no quita, que, según algunos directores de escena, se tenga que cantar haciendo el “pino”, pero evidentemente, ellos no lo hacen, lo mandan hacer, sin saber realmente lo que están mandando y lo que ello supone.
Claro que se puede y debe aprender a cantar sin tener asentados los pies en el suelo, por ejemplo, caminando, pero todo eso viene cuando se tiene muy dominado el hacerlo con ellos correctamente posicionados en el suelo.