Continuamos con las vocales y sus vocalizaciones; ahora hablaremos otro poquito de la vocal «u».
Yo particularmente tuve una experiencia en mis estudios con esta vocal, cuanto menos «curiosa».
Una de mis profesoras no me hacía vocalizar con ella, y claro está, cuando vi por mi cuenta las carencias que ello había provocado en mi voz, pues me puse a trabajarla.
En ciertos métodos, se le considera prácticamente una vocal «maldita».
Que si lleva la voz «atrás», que si casi no se utiliza, que si sólo para relajar…
Lo que es evidente es que se utiliza y que hay que saber cantar con ella igual que con las demás vocales. Yo puedo decir que aportará muchas cosas buenas a nuestra voz si la utilizamos correctamente.
En primer lugar, resaltaría la facilidad con la que podemos sentir el aire alto. Esto es primordial a la hora de cantar.
Es una vocal difícil de abrir su sonido, a no ser que deformemos la posición de la boca al emitirla.
Si que es cierto, que el hecho de fruncir los labios en la emisión, sin tener la mandíbula bajada, hay personas que lo pueden mantener más tiempo que otras y a su vez llegar hasta notas más extremas.
También es cierto que, al bajar la mandíbula, se tiende a perder la claridad vocal que teníamos con los labios fruncidos, y esto se produce, por no sustituir correctamente ese trabajo de los labios por el de la parte más trasera de la lengua.
Hay también algo muy curioso, y es que no pocas personas ejecutan habitualmente el sonido de esta vocal, sin fruncir los labios, dando como resultado un sonido cuanto menos «raro» es una «u» un tanto desdibujada, sin fuerza y que cuando con esta postura nos aproximamos a notas extremas, este sonido tiende a «abrirse».
Trabajando correctamente esta vocal, podremos obtener un bonito color de nuestra voz en ella.