Me comentaba una alumna un tiempo atrás, que no entendía ¿por qué teniendo ella una voz grave, que es la de contralto, siempre le habían catalogado como una voz aguda?
Bueno lo que suele ocurrir, muy habitualmente por desgracia, es que, si tienes la voz de «cazallero» ronca, o como suelo decir en muchas ocasiones, de «come niños» pues eres una voz grave.
Si por el contrario das agudos, los agudos que tiene tu voz, en esta ocasión la de contralto, que los tiene y muchos pues… eres una voz aguda, ¡como das agudos…! Pues voz aguda.
Debe ser que las voces graves no tienen agudos ¡vaya!
También si tienes una voz nítida, brillante, pues también eres una voz aguda, bueno debe ser que las voces graves no pueden ser nítidas y brillantes, ¡vaya!
Claro a todo esto solemos llegar por la prueba «exprés» de las voces.
Me impresiona con la facilidad que se prueban las voces ¡y con qué rapidez!… claro la misma rapidez y claridad con la que ¡SE METE LA PATA! En todas estas pruebas vocales.
Ya hemos dicho en infinidad de ocasiones que las voces se miden por el color que estas tienen y no por la nota a la que llegan.
¿Cómo sabemos distinguir los diferentes colores de las voces? Pues con muchos años de experiencia adiestrando nuestro oído, muchos años de estudio escuchando las diferentes voces que existen y a quien las ejecuta, evidentemente escuchando a los mejores cantantes líricos profesionales y también muy importante, conociendo y sabiendo ejercitar nuestra voz correctamente en todos los sentidos, haciendo esta ejercitación prioritariamente dentro de la disciplina lírica. Tan sencillo como ser un buen profesional, con todo lo que eso conlleva, de la disciplina del canto.
Esto no es un juego ni tampoco un hobby, clasificar una voz correctamente es una cuestión de salud, es algo prioritario, que luego, correctamente catalogada la voz, la queremos utilizar para unas cosas u otras… bueno pues cada uno sabrá, pero si está correctamente catalogada y hacemos las cosas con cabeza, nuestro hobby o lo que hagamos con ella no se convertirá en una actividad dañina para nuestra salud.
¡ZAPATERO… A TUS ZAPATOS! La salud no es un juego.