Que el emisor sepa lo que está haciendo y el receptor también, nos hará crear un buen mensaje. Ello creará un entorno adecuado para una buena comunicación.
Al igual que el emisor debe estar muy preparado en todos los sentidos, también lo debe de estar el receptor.
Cuanto más preparado esté el receptor, mucho mayor será la exigencia sobre el emisor, con ello se requerirá la construcción de un mensaje adecuado que contenga unos mínimos que exige el receptor.
De no ser así, la comunicación tenderá a romperse.
Solemos tener más claro que el emisor ayuda a hacer un buen receptor, de la misma manera sucede, al contrario.
Es muy importante tratar de “hablar el mismo idioma” para una mejor comprensión y como resultado de ello obtener la creación de un buen mensaje, todo ello genera un entorno de creación correcta ilimitado.
Si tenemos una buena emisión y una recepción poco preparada para esta buena emisión, estaremos, muy probablemente desperdiciando un buen mensaje y lo más probable es que el entorno se vicie. Lo mismo ocurrirá si tenemos una mala emisión y una buena recepción.
Puede ocurrir también que tengamos un mal emisor y un mal receptor, de esto nada bueno puede salir, si no es intentar cambiar todo.
Si ponemos un ejemplo con cantantes y oyentes, podremos observarlo de manera más sencilla y práctica.
Si tenemos a una persona que canta mal, que chilla, y eso es todo lo que oímos, esto acabará siendo lo que sepamos oír, si además le ocurre lo mismo a mucha gente, esto reafirmará que el que me chillen al oído a diario es correcto.
En este caso tenemos un mal emisor creando un mensaje erróneo, que, a base de aceptación por parte de un entorno social viciado, ratifica como bueno un mensaje erróneo, facilitando con ello la creación de un mal receptor, un receptor viciado.
Se podría decir que le puede a uno gustar chillar y a otro que le guste que le chillen y que para ambos el mensaje chillado y su entorno sea lo que más deseen en un principio.
Claro que se puede dar y por desgracia sucede con mucha frecuencia, pero ¿les gusta a estas personas o a alguien enfermar? Como emisor, al chillar la persona se daña y enferma. Como receptor, cuando le chillan a uno al oído, también se enferma.
De estas dos conclusiones que llevan a la dolencia ¿Qué mensaje bueno se puede sacar?
Para mí, la mejor conclusión sería dejar de hacerlo de esa manera. Todo esto ¿Qué entorno bueno de comunicación puede crear?
En mi opinión, NINGUNO.