Otro ejercicio interesante dentro de la declamación es el papel de narrador. Es muy interesante y nunca hay que dejarlo de lado.
Cuando cogemos un texto con un diálogo entre dos personajes y un narrador, el primer personaje que hay que desarrollar es el del narrador.
Hay que trabajar bien esta forma de declamar y comenzar por ella antes de los dos siguientes personajes.
Cuando hacemos un personaje que no es el narrador, casi siempre tendemos a realizar la misma forma de declamar, casi siempre se parecen los diferentes personajes que desarrollamos, hacemos inflexiones muy parecidas y con ello ya pensamos que estamos modulando.
Cuando hacemos el narrador, y lo tenemos que hacer casi sin las modulaciones a las que tanto estamos acostumbrados, pues sale algo muy raro, soso etc.
Debemos colocar correctamente nuestra lengua, sobre todo la parte de atrás, posicionarla hacia abajo, con ello conseguiremos un movimiento mandibular correcto al igual que movimiento laríngeo para este tipo de declamación y para todas.
Siempre esta técnica es más fácil de probar con un texto en el que no tengamos que hacer demasiadas modulaciones y el papel de narrador se puede ajustar bastante a ello.
Con este simple ejercicio, comenzará a cambiar y a fluir mejor nuestro sonido, éste estará más timbrado debido a que, entre otras cosas, basculará más nuestra mandíbula y será mejor el posicionamiento de nuestra laringe, con lo que el aire llegará más fácilmente a su lugar de resonancia.
Esto nos aportará un timbre más brillante y uniforme, una correcta línea de declamación, con ello también se nos entenderá mejor en la pronunciación y el sonido correrá por la sala sin esfuerzo.
Cuando afrontemos los otros dos personajes, siempre que cambiemos de uno a otro, debemos pasar por el personaje del narrador y en ese momento, casi seguro que comenzaremos con la modulación del personaje que hemos dejado, pero rápidamente lo iremos quitando hasta dejarlo de una manera menormente modulada como narrador y sin influencias del personaje anterior.
Será en ese momento cuando pasaremos a realizar el otro personaje y así sucesivamente hasta que seamos capaces de cambiar de un personaje a otro sin traernos ninguna inflexión que hemos utilizado en cualquiera de ellos.