Hemos hablado en otras ocasiones, que uno de los grandes problemas de los alumnos que hacen música ligera, sobre todo pop, suele ser el hábito de imitar que tienen.
Primer problema en esto es, ¿qué es lo que imitan?
Normalmente suelen imitar muchos defectos que comenten, los “ejemplos” en los que se miran a la hora de interpretar una canción.
Cuando lo que hay de bueno es escaso, tenemos que inventarnos algo. De donde no hay no se puede sacar… no se puede sacar lo que no hay.
Pero si inventamos un sucedáneo y lo adornamos mucho etc. etc.… pues acabará siendo algo, evidentemente no más allá de un sucedáneo, pero, los sucedáneos también gustan y claro que pueden ser grandes sucedáneos y podemos hacer todo un mundo de ellos, pero no dejarán de ser eso, sucedáneos.
Normalmente el sucedáneo suele dejar de gustar cuando se prueba el original.
Claro que también puede pasar que nos guste más el sucedáneo que el original, pero entonces se tiene muy claro, que estás probando dos cosas diferentes y no te confundes pensando cuando pruebas el sucedáneo que estás probando el original.
Después de esta degustación, está claro que es bueno saber lo que estamos probando y no confundirnos ni confundir a nadie.
Para todo ello experimentar, es fundamental.
Comienza a crear tu belleza en la voz y te puedo asegurar que no te quedaran ganas de copiar a nadie, y menos a nadie que no te pueda hacer ampliar tu propia belleza vocal.
Y, sobre todo, lo que ya no harás, será tratar de imitar a alguien que, en lugar de aportarte más posibilidades de ampliar tu belleza vocal, lo que te provoque, sea la adquisición de defectos que puedan afectar de manera negativa, a la creación de mayor belleza en tu voz.