Antes de nada, decir que habíamos emplazado para hoy la continuación del artículo del día anterior.
Dicho artículo está siendo revisado en su parte médica por la persona competente y en cuanto esté preparado os lo ofreceremos como estaba programado.
En artículos pasados, hablamos de lo mucho que se le dice a una persona que ha dejado de hablar mal y comienza a hablar bien, la frase «pero esa voz no es la tuya», tan solo porque comenzamos a escuchar una voz correctamente emitida en relación a otra de emisión defectuosa, que era la que estábamos acostumbrados a escuchar.
Hoy hablaremos de una niña de ocho años de edad, que lleva más de dos años con nódulos en sus cuerdas vocales.
Después de un periodo prudencial de trabajo de unos meses, en su última clase, ya ha sido capaz de expresar vocalmente emociones propias de una manera más natural en relación a su persona y a su forma de ser; una niña de ocho años de edad y con una sonrisa enorme.
Su voz ha respondido con sus correspondientes modulaciones tonales, más relacionadas a como ella se comporta y piensa.
Es tan sencillo como comprobar que es una niña jocosa, y sus expresiones eran átonas y sin relación tonal y de expresión con su gran sonrisa, debido a la dolencia de sus cuerdas.
Por primera vez, desde que viene a clase, ha sido capaz de realizar una expresión jocosa acompañando a esa gran sonrisa.
Y entonces yo me pregunto ¿es esta su voz o era su voz la que no le permitía expresar sus emociones de manera tan natural en relación a su persona? porque por desgracia, la que estábamos acostumbrados a escucharle, era la defectuosa.
Ella sabe que hay mucho camino por recorrer, pero también sabe que ya ha comenzado a recorrerlo y que está descubriendo como está sanando su voz y a su vez, puede observar cómo es y lo que puede hacer con ella.
Poder expresar hablando, declamando, cantando, un sentimiento de la misma manera que lo pensamos es sano y necesario.
La buena relación entre nuestro cerebro y nuestro aparato fonador es necesaria y por ende enriquecedora e identificativa en gran medida de la persona.