En mi opinión, todo lo que merece la pena, tiene un coste y un proceso.
Cuando me refiero a caro, sobre todo lo hago en relación al tiempo que hay que emplear en la actividad de cantar haciéndolo bien.
Si nos referimos al coste económico, se puede aprender a cantar bien sin tener que pagar grandes cantidades de dinero, todo depende de la forma en que cada uno elija realizar la actividad.
También es cierto que, si no se elige bien, la realización de esta actividad, como la de cualquier otra, puede salir cara tanto en dinero como en tiempo y sobre todo en salud.
Si bien es cierto que chillar es fácil, lo de gratis lo vamos a poner en “cuarentena”.
Si estudiamos la cuestión y exceptuando el chillido espontáneo, que creo que es el único que podemos usar, el resto de chillidos que provocamos nos pueden salir carísimos. Nos pueden salir carísimos tanto hacerlos como escucharlos.
El realizarlos de manera reiterada en el tiempo, nos provocará una afección en nuestro aparato fonador.
El escucharlos de manera reiterada en el tiempo, nos provocará una afección en nuestro aparato auditivo.
Si hablamos en relación al crecimiento de ambos aparatos de nuestro cuerpo, el fonador y el auditivo, tanto la realización de sonidos correctos como la escucha de estos, nos proporcionará siempre un crecimiento para bien de ambos aparatos, con lo que ello conlleva para nuestro crecimiento intelectual.
Chillar conscientemente, nos proporcionará todo lo contrario, un decrecimiento de ambos aparatos de nuestro cuerpo, tanto del fonador como del auditivo, llegando a la dolencia si esta mala actividad se realiza reiteradamente en el tiempo.
Ante esto último, en relación al decrecimiento de dos de nuestras partes del cuerpo, tengo mis muchas dudas en que la actividad de chillar conscientemente, pueda hacer desarrollar correctamente el intelecto, más bien creo que puede producir lo contrario.
Curiosamente, chillar es de lo que más se hace al intentar cantar y de lo que más se oye al intentar escuchar… así somos y así nos va, por lo menos en la actividad del canto.
Es mi opinión basada en la realidad a la que asisto todos los días.