Me comentaba una alumna hace poco, si carraspear era malo.
¿Y quién no carraspea? Todo el mundo en mayor o menor medida, carraspea.
En mi opinión, el problema de carraspear viene, cuando dicho acto se comienza a realizar como hábito.
Esto suele suceder por nervios y es evidente que en el canto se ve mucho, sobre todo en alumnos principiantes, aunque donde más se ve, es en profesionales que tienen la voz como herramienta de trabajo y no están preparados para hacer un buen uso de ella.
Todo depende de la asiduidad con que se realice el carraspeo.
Claro que es mucho mejor tragar saliva o beber agua que carraspear, pero la mayoría de las veces, este es un gesto que se hace sin darnos cuenta, sobre todo, como decía anteriormente, cuando se realiza bajo el efecto de ciertas circunstancias.
Cuando nos disponemos a cantar, lo realizamos creyendo que así limpiaremos de flemas nuestro aparato fonador.
En un principio puede surtir efecto, pero muy probablemente, este acto nos provocará más flemas.
En mi opinión es muy importante detectar, cuándo este gesto es un “tic” nervioso, puesto que, en este caso, lo haremos de manera muy continuada y esto provocará irritación en la garganta.
También es importante observar si carraspeamos levemente o lo hacemos cada vez con más fuerza.
Hacerlo levemente es normal y como decíamos al principio, lo hacemos todos y no tiene por qué hacer ningún daño.
Pero si lo hacemos de manera muy forzada, esto si nos hará daño y cada vez irá a más, tanto la realización más forzada, como la consecuencia de ello, que no será otra, que una mayor irritación en la garganta.