Hola a tod@s!! Ya se que han terminado las vacaciones, pero no quería dejar pasar la oportunidad de hablaros y comentaros un poco sobre lo que fue uno de los conciertos benéficos en los que he participado estas navidades, por eso, si me lo permitís y, como colofón final de estas fiestas, os traigo la crónica de este evento. Espero que la disfrutéis tanto como lo hicimos los que allí estuvimos.
El sábado 15 de diciembre en la Iglesia del Carmen de Vitoria-Gasteiz tuvo lugar el Concierto Benéfico de Navidad del Coro Cabaletta, el primero con su recién estrenado nombre.
La tregua de la Navidad de 1914 que tuvo lugar durante la Primera Guerra Mundial, fue el hecho que sirvió de inspiración para esta ocasión, en la que se llevaron a cabo las diferentes etapas que en dicho hito histórico sucedieron.
La narración de esta puesta en escena fue escrita y corrió a cargo de una de las componentes del coro.
Los miembros del Coro interpretaban a los bandos protagonistas de la contienda y comenzó la acción con una batalla musical donde el fuego cruzado eran las diferentes cuerdas del Dona Nobis Pacem de Mozart que comenzaban a sonar según la dirección iba mercando e imitaban el conflicto con las posibles disonancias que resultaban de esta forma de ejecutarlas.

Acto seguido escuchamos dos voces solistas, una de cada bando; representaban a las víctimas que siempre hay en todo conflicto bélico y de las que en su día todos se ocuparon al comienzo de la tregua. Nos ofrecieron el Pie Jesu de Gabriel Fauré cantado por un contratenor y el aria Ombra mai fu de Händel interpretado por una contralto. Para la representación del duelo de las víctimas, el coro interpretó el Panis Angelicus de César Frank a canon y el Signore delle cime de Giuseppe de Marzi a tres voces.
El siguiente paso fue el Dona Nobis Pacem de Mozart, esta vez todas las cuerdas a la vez y simbolizando el momento de paz en el que se encontraban. Como fruto de esa unión se escuchó Tres hojitas madre de A. Oliver y Vois sur mon chemin de Bruno Coulais.
A la última fase del concierto dedicada a los villancicos le dio paso la Canción de cuna de Eduardo Laher interpretada por una solista femenina, a la que siguieron: Adeste Fideles. O Tannenbau, Silent Night, Lo dago gure aurtxoa y Bombo, platillo y madera.
Como os podéis imaginar, fue una velada muy agradable y más aun en esas fechas Navideñas que llena todo de calidez y confort. Para nosotros fue un auténtico disfrute participar en una puesta en escena diferente, como lo fue está y este hecho nos servirá como hilo conductor para muchas otras.
¿Estuvistéis allí el día del concierto? Coméntanos tus experiencias e impresiones.
¡Nos vemos en el próximo Anacrónica!