El aire pesa, y cuando se canta evidentemente también, pero además se hace evidente de una forma muy notoria en nosotros a la hora de cantar, aunque no nos demos cuenta.
Me comentaba hace mucho tiempo un alumno con cara de extrañado sobre éste asunto, quería que le pusiera un ejemplo en el que él notara este peso del aire.
Bien, le comenté que abriera la boca sin emitir sonido y la cerrara, y después que hiciera lo mismo, pero emitiendo sonido con una «a».
Así lo hizo y seguidamente le pregunté si había abierto la boca con la misma facilidad sin emitir un sonido que emitiéndolo, a lo que él me contestó que no, que había abierto la boca con más facilidad sin emitir sonido que emitiéndolo.
Es evidente que cuando un órgano está expuesto al paso del aire, éste está sometido a la hora de su ejercitación a un peso suplementario, en el caso de la mandíbula, la emisión es sólo una de las causas que hace su funcionamiento más difícil, así como la contracción generalizada para hacer mover esa columna de aire desde los pulmones, etc.
Es evidente que el aire pesa y que lo introducimos en nuestro interior, haciéndolo mover a través de él, con lo que eso conlleva de esfuerzo, puesto que es una función que realizamos reiteradamente. Si además todo este movimiento lo realizamos a una escala mayor, al ejercitar una actividad que en su parte aeróbica conlleva el movimiento de una mayor cantidad de aire, pues todo ese esfuerzo se multiplica.
Por lo tanto, debemos estar preparados para actividades que conllevan un ejercicio aeróbico importante, sobre todo hablo del caso del canto, me atrevo a decir que es una de las actividades aeróbicas más importantes que existen.
Pero no nos olvidemos dentro de esta disciplina también de su parte anaeróbica, para la que opino será de vital importancia cuidar su actividad aeróbica.
Qué interesante!
Seguro que tod@s, mientras lo leíamos, haciamos la prueba de abrir la boca!
hahahaha