Uno de los principales esfuerzos en el canto es el de la relajación, hay que esforzarse por estar relajados.
Cantar no es una cuestión de «riñones «como se solía decir, es en gran medida una cuestión de relajación y poner en práctica una gran variedad de independencias de los diferentes órganos que intervienen en la fonación, entre otras muchas cosas.
La mayoría de estos sobresfuerzos se comienzan realizando por no estar catalogada correctamente la voz cuando se está estudiando y continúan de profesional por querer abarcar los repertorios incorrectos y, sobre todo, por querer hacer papeles que no son de su tesitura.
Ver realizar estas cosas en profesionales es lastimoso y que se les aplauda y ovacione, más todavía.
Pero en cuanto a esto de aplaudir y ovacionar, puedo entender que sea más por falta de criterio que por otra cosa.
Una de las premisas de estos profesionales es ayudar a formar un buen criterio; desvirtuando la realidad no vamos a ningún lugar. Que hay que comer, ¡sí!, pero comer comemos todos y no tenemos por qué desvirtuar la realidad para ello.
También come el público que paga una entrada por ver las actuaciones y emplea una parte de su dinero en comprarla.
Volvemos a decir, que no vale todo, y que, si ciertas personas de este circo creen que sí, se les debe parar los pies y no ovacionarles y aplaudirles, encantados de que nos muestren algo diferente de lo que debiera ser.
Es en los teatros donde ocurre todo esto y si el espectador no sabe bien lo que debiera estar escuchando, el teatro si lo sabe y es el teatro quien debe velar por los intereses de sus espectadores y ayudarles a formar un buen criterio.
Yo entiendo que se aplaude porque nos ha gustado lo que estamos viendo y escuchando, pero ¿nos gusta en relación a qué? ¿sabemos si lo que estamos recibiendo es lo que teníamos que recibir?
Bien, yo creo, que en algunas ocasiones no sabemos que lo que estamos recibiendo no es del todo lo que deberíamos recibir y por lo que estamos pagando, y esto que nos ha gustado tanto, posiblemente dejaría de gustarnos si viésemos y escuchásemos algunas de las cosas que tenían que ser y no son.
Aprendamos a relajarnos viendo y escuchando la función, sobre todo observando y por qué no… ¡¡¡PREGUNTANDO!!!
Continuamos en el siguiente artículo.