He hablado en artículos anteriores sobre la memoria en la interpretación musical y voy a volver sobre el tema porque hoy al visitar una página he encontrado un artículo del pianista Juan José Silguero para Codalario, con una cita de Sviatoslav Richter que dice lo siguiente:
Empecé, por desgracia, demasiado tarde a tener delante de mí la partitura cuando toco en un concierto, aunque hubiera vislumbrado hace ya tiempo que se tenía que tocar con ella. ¡Qué puerilidad y qué vanidad, fuente de trabajo inútil, es esa especie de concurso y de proeza de la memoria, cuando de lo que se trata es de hacer buena música que llegue al auditorio! Pobre rutina donde se complace la falsa gloria, la que criticaba mi querido profesor Heinrich Neuhaus. La llamada incesante al orden de la partitura daría menos licencia a esa “libertad”, a esa “individualidad” del intérprete, con la que tiraniza al público e infesta la música y que no es más que falta de humildad y de respeto hacia la música…
Hemos hablado en un artículo reciente de tiranías y de humildad, el texto anterior es de uno de los mejores pianistas que han existido, al menos en mi opinión, y en la de muchas personas más.
Aprovecho aquí para agradecer a Juan José Silguero su trabajo, también agradezco la oportunidad de mostrarnos estas palabras de Richter y de que me pueda estar valiendo de todo esto para la elaboración de este otro artículo, que lo único que pretende es poner un pequeño granito más en favor de ese llamamiento a la realización de ese trabajo tan necesario de hacer que es, leer y entender bien una partitura, se esté en el nivel que se esté.
Aunque en ciertas representaciones es imprescindible trabajar de memoria, en otras no, con lo cual… invito a ver y escuchar a Sviatoslav Richter como interpreta al piano la obra correspondiente leyendo la partitura…sin más.
(Imagen de Cabecera :FORTEPAN / Kotnyek Antal [CC BY-SA 3.0 (http://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0)], via Wikimedia Commons)