Es primordial que un alumno de solfeo aprenda a entonar correctamente.
En primer lugar, hay que decir al alumno qué tipo de voz es, y eso tiene que ser parte del trabajo del profesor.
Esa catalogación ha de hacerse en función del color de la voz del alumno y para tener certeza de ese color habrá que realizar una serie de vocalizaciones sin forzar en absoluto.
Una vez que se tiene el timbre o categoría vocal del alumno se le enseña desde dónde hasta dónde debe de entonar.
No estoy hablando de cantar, estoy hablando de entonar correctamente para evitar daños.
Aunque no coloquemos la voz para entonar de la misma manera que para cantar, siempre que un alumno sepa qué tesitura es la adecuada para poder entonar, será mejor, pues no sufrirá a la hora de entonar, estará cómodo y podrá prestar más atención al ejercicio de entonación.
Si por el contrario este alumno está sufriendo, difícilmente podrá dirigir su atención a la entonación, si uno sufre realizando una actividad a lo único que presta atención es al sufrimiento.
En una clase que se canta al unísono, es muy probable que siempre haya alguien incómodo en alguna parte de la canción, ¡cada uno a su lugar y todo sonará mejor!, no habrá daño alguno, se disfrutará y entenderá la entonación de forma más fácil.
No hay que olvidar que el oído está más familiarizado con los sonidos que más ejecuta la persona.
El oído y su relación con el cerebro necesita «comodidad» en su trabajo.
Con sólo aprender a entonar y a escuchar una nota estaremos en el camino correcto para aprender a entonar y a escuchar todos los sonidos correctamente e identificarlos.
¿Por qué hay que aprender todas a la vez? Si hay que estar un año con un sonido será bueno, si llegamos a reconocer y a entonar ese sonido de forma natural.
Ese sonido nos pondrá en situación de reconocer y entonar los demás sonidos.