Según avanzaban mis clases fui fortaleciendo mi voz a través de ejercitarla, de ganar capacidad respiratoria y de automatizar mecanismos más sanos a la hora de hablar y de cantar.
Todo esto me dejó expresar mejor el sentido que quería darle a las frases que decían mis personajes o a las palabras de mis declamaciones y pude también empezar a asomarme a la técnica necesaria para cantar correctamente, en definitiva, conseguí que mejorara mi voz hablada y mi voz cantada.
Pasado un tiempo estaba impaciente por conocer cómo era mi voz y me parecía tenerlo claro cuando acababa algún día de cantar, pero en la siguiente clase me parecía oír cosas diferentes y eso me desconcertaba.
Me costó aprender y asumir que la voz evoluciona constantemente, incluso cuando se descansa,
y que tenemos que dejar que ella guíe nuestro camino, siempre dirigidos por un experto en la materia, porque nosotros no sabemos ni sabremos nunca cómo suena realmente nuestra voz, nos es físicamente imposible y además por desconocimiento tenemos en la cabeza conceptos al respecto mayormente erróneos.
Fui aprendiendo muchas cosas y una dificultad con la que me encontré es que se me hacía un mundo hacer a la vez todas las cosas necesarias para cantar, controlar la respiración y la posición de la lengua, relajar la mandíbula para abrir correctamente la boca, decir una vocal pensando en otra, etc… se me acumulaban las tareas y cuando hacía unas me olvidaba de otras, hasta que más o menos, creo, se van automatizando todas.
Después empecé a pensar que cuando veía y escuchaba canciones que me gustaban, parecía que para el cantante todo era muy fácil, pero realmente yo ya estaba aprendiendo que era laborioso y que suponía el control de muchas partes del cuerpo, entonces es cuando llegué a la conclusión de que todavía me quedaba bastante camino por delante, que tenía mucha ilusión por recorrerlo y que había que trabajar mucho para conseguirlo.
Totalmente de acuerdo!!!